Errores egoístas

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1 año después

Las noches aquí, simulan ser cálidas.

-Carlos...

Las noches aquí, simulan ser tiernas.

-William

El tacto con tu piel, las hace de esta forma.

-¿Quieres que te desnude yo, o ya estás grande como para hacerlo tú solo?

-De repente te pones muy mamón ¿No?

-¿Yo? Siempre

Entramos en la casa, abrí la puerta tomándolo de la mano, y al momento de cerrar, el segundo que fue verlo a los ojos, sentí perfectamente como aquella tentación de nuevo, crecía, besándonos, frenéticamente, sin querer apartarse el uno del otro, porque el simple hecho de sentir sus labios, era suficiente droga, por decir algo, de mi mayor adicción hasta el momento, que era él.

Con pisadas nerviosas, me pegó hacia la pared, puso su pierna en medio de las mías, tomándome de la cintura, con suavidad, acariciando cada parte de mí, recorriendo con sus manos nerviosas mi espalda, mi torso, mi cintura, bajando por la piel desnuda debajo de mi pantalón; aquellos besos des moderados, daban tanto que desear, pero alcanzaban a muy poco.

-No me aprietes tanto de la camisa... - Susurró, separándose de mí ligeramente, lo miré riendo, no me controlaba al tenerlo cerca, y eso había sido desde siempre. Desde aquella fiesta en San Francisco, donde lo conocí, en la cual sin haber tenido contacto directo, pude desnudarlo con la mirada a lo lejos. No quiero culpar al alcohol, pero por desgracia, una botella entera para uno, tienen mucho que decir.

-Perdón - Dije, se acercó a mi cuello, tomándome del cuerpo, apretando lentamente, besaba y dejaba a su paso un color rojo, tan nítido, pero que se lograba ver. Bajó sus manos de nuevo, entrando por el espacio de mi pantalón, hasta mi bóxer. Jaló ligeramente la tela fina, sonreí, era inevitable. Era una confusión entre placer, y vergüenza. Placer, por que amo tener sexo. Vergüenza, es que no lo he hecho desde hace mucho tiempo.

A pesar de tratar de no pensar en eso, se me hace imposible, es tu cuerpo, siendo tocado por manos distintas, es por eso que necesito ser anulado. Necesito anular mi pasado, y comenzar un nuevo presente.

Comenzó a acariciar mi retaguardia, apretando fuertemente, sin llegar a ser brusco; saqué un gemido al sentir el primer apretón, lo tomé del cuello, y como si estuviera a punto de caer, me sostuve.

-Vamos a mi habitación - Dijo al tomarme del mentón, asentí sin decirle nada.

Tan solo entrando fue una corriente de calor, calentura sexual. Sujetó mi cintura con fuerza, y comenzó a besarme, impaciente por no esperar a estar en una cama. Al topar con el colchón, caí en él. Se posó encima de mí, poniendo sus manos alrededor mío, bajando su rostro, para besar mis labios, recorrer mi cuello, dejando mordidas ligeras en él, lo tomé del cabello, jalando con poca, pero notable fuerza, los gemidos salían con facilidad, al final de todo, mi cuerpo es demasiado sensible.

Se sentó encima de mí, lo miré a los ojos, y al hacerlo, noté como su rostro, sonriente de oreja a oreja, esperaba por fin, poder completar lo que había empezado.

-¿Me dejarás? - Preguntó desabrochando el botón de mi pantalón, sin moverse de encima.

-No... - Respondí sonrojado, pero sin apartar la vista de su rostro. - No estoy listo

-¿Puedo prepararte? - Pero negué con la cabeza, se acercó a mi rostro y suspirando, susurró. - Algún día te pillaré con la guardia baja, y te la meteré aunque no quieras ¿Lo sabes, no? - Dijo para comenzar a reírse, le seguí la risa, ese comentario había destruido por completo el ambiente sexual que se había formado. Tomé su mentón y lo besé.

SICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora