XXXIV

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Alaric

-Pequeña -me acerqué a Liv - felicidades.

-Gracias -soltó un pequeña sonrisa.

-Bueno, bueno, chicos a trabajar -Hugo regreso a su oficina.

-Pequeña, cuando termine nuestro turno, debemos celebrar, ¿vale?

-Si, claro que si-volvió a entrar a la cocina.

Durante el turno no habían llegado muchas personas, pero aún así notaba a Liv un tanto estresada o preocupada, también vi como miraba a Kate pero no le tomé demasiada importancia.

Después de un rato, Liv puso toda su atención en el trabajo, comenzó a hacer pasteles, siguió con algunos souffles y también uno que otro pay, lo que era hacer café y eso, no era muy complicado, cualquiera podría hacerlo sin la ayuda de ella.

-Alaric ven -era Kate.

-¿Dime? - Me sorprendió la manera en que me habló.

-¿Tu novia es muy grosera no crees?

-¿Por qué lo dices?

-Trato de agradarle y sus modales conmigo son demasiado groseros.

-No lo sé -mentí.

-No creo que sea buena influencia para ti.

-¿Sabes? el que alguien intente elegir por mi y pensar por mi es muy molesto -me alejé y seguí atendiendo a las personas.

Liv, no había notado que hablábamos o si lo había hecho disimulaba muy bien, no dejé el trabajo de lado, aunque quería pasar el tiempo con ella me era imposible, pero debo admitir que cuando podía entraba a la cocina y le robaba unos cuantos besos, todo iba bien todo estaba muy bien.

-Joven -era una señora mayor y su esposo.

-Dígame - Sonreí.

-¿Podría felicitar al chef de mi parte? el postre está delicioso.

-Claro, no se preocupe, yo me encargo.

-Si gracias joven.

Se levantó y su esposo también, tomaron sus cosas, me pagaron y salieron, no pude evitar imaginarme de esa edad junto a Liv, la voltee a ver con ternura, y le dije "te adoro", sólo moviendo los labios.

Se escucho la puerta de la oficina de Hugo, ya era casi media tarde.

-Chicos, ya se pueden ir.

-Okay, Hugo, gracias.

-De nuevo Liv, buen trabajo -Liv se notaba muy feliz.

Hugo regreso a su oficina, Liv a la cocina y yo a terminar de limpiar las mesas que se habían desocupado. Después ella salió, se veía algo cansada.

-¿Estás bien?

-Si - Empecé a hacerle cosquillas.

-Déjame, ¡Ya! - Tomó mis manos y reímos.

Salimos de la cafetería, y nos fuimos a mi casa, iba a salir de nuevo con ella, ya había pasado algo de tiempo desde que salimos.
Llegamos para cambiarnos el uniforme.

-¿Esta vez no te tardarás tanto?

-No, deja de molestarme -hice un puchero.

Entre en mi habitación, su primer regalo estaba ahí, me apresuraré a cambiarme el uniforme, me puse un pantalón negro, con una camisa blanca y una pequeña corbata a medio acomodar. Salí y llevaba una caja en mis manos, Liv me miraba confundida, se lo di y lo abrió.

-¿Qué es? -Sostuvo la caja.

-Es un pequeño regalo, espero que te guste.

Deshizo por completo la caja, Quitó el papel que lo cubría y sacó un vestido oscuro; a primera vista, sabía que le había encantado.

-¿Qué tal si te lo pruebas?

-Si, espera, deja que me cambie -entró en la otra habitación aparte de mi cuarto.

Durante las últimas semanas, todo estaba muy revuelto, era confuso. Lo sé, pero algunas veces la pasaba en su casa junto a ella y me quedaba ahí hasta el otro día aun si el día siguiente nos tocaba instituto, al igual ella se quedaba conmigo, era por eso que habían cosas de ella en mi casa, la última vez había deja unos tacones aquí.

-Liv, ¿no te has olvidado de mi? -Me dirigí hacia la habitación y abrí la puerta muy lento.

-¿Me puedes ayudar? -Se giro dándome la espalda. Quería que le ayudará a subir el cierre de si espalda.

-Si -le cerré el vestido.

La última vez que había estado aquí dejo el collar que le había regalado, la vez que visitamos a mis padres. Lo tome sin que ella se percataba, mientras ella tomaba su cabello y lo juntaba pera ponerlo de un solo lado, me acerqué a su cuello, le di un pequeño beso y
la abrace por atrás, pasando mis brazos delante de ella, saque el collar y se lo puse. Se giro de inmediato, me miró a los ojos, lanzó una sonrisa pícara, se mordió los labios y nos besamos.

-¿Me puedes dar mi tacones? -Me preguntó cuando se alejaba lentamente de mi.

-Si -había hecho que me pusiera muy rojo.

Regresé a mi cuarto por los tacones que había dejado, los tomé y se los llevé, los dejé en la entrada de la otra habitación, ella estaba maquilladose, mientras yo fui a la cocina para hacer una llamada sin que Liv lo notará.

-¿Qué pasa güey? -Luca contestó el movil a unos cuantos instantes.

- Güey, ¿Tienes planes para hoy en la tarde?

-Mmm... deja checo mi agenda

-Es en serio, idiota.

-Ya cálmate, no tengo planes para hoy, ¿por qué?

-Es que quiero llevar a celebrar a Liv, acaba de conseguir un empleo en la cafetería.

-Si, si, si y ¿para qué me quieres a mi güey?

-Para que me recomiendes un sitio, no sé dónde llevarla, además tu podrías llevar a Amy para que ellas se conocieran y yo también la conociera.

-Vale güey, mira hay un restaurante-bar cerca de mi casa, ¿qué te parece que en lo que pasó por Amy nos quedamos de ver fuera del instituto?

-Si, me parece muy bien, pero espero que no te tardes demasiado ¿Ok?

-Para nada, en una hora estamos ahí.

-Vale, vale, por lo mientras distraeré a Liv.

Colgué y de inmediato entre en la habitación con Liv, aún estaba sentada frente al espejo, la abracé y le susurré al oído.

-¿Por qué te maquillas?, si para mi eres hermosa sin el maquillaje -me miraba atravez del espejo.

Solo me sonrió, la solté y me alejé, me pare delante de la cama y me dejé caer sobre ella, para mi no era la gran cosa desarreglarme.

-¿Alaric? - Escuche su voz un poco lejos, me empezaba a quedar dormido, había cambiado mi turno solo ese día para poder acompañarla en la cafetería.

-Ñee - gruñí -Déjame.

-Levántate, ya estoy lista - estaba sentada junto a mi y me estaba moviendo de un lado al otro.

-Vale, vale... ya desperté -me levanté lento, aún con los ojos entrecerrados.

Entré en el baño, me mojé la cara, tomé una toalla y regresé con ella.

-Ya, ahora si

Salimos de mi casa, cerré, volví a sacar el auto y le ayudé a entrar, después tome el camino a la escuela, sabía que Luca llevaba su moto así que esperaba ver una cuando llegáramos al instituto.

-Oye a ¿dónde iríamos?

-¡ohh! Es una sorpresa, no puedo decirte.

Mi vida empieza y acaba contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora