LXVII

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Liv

Desperté, Alaric junto a mí, aún dormido. Me duché, me arreglé y lo levanté, era un buen fin de semana, apenas unos días en la escuela, pero me encantaba todo lo que pasaba, me enamoraba de todo lo que veíamos y aún más porque estaba logrando algo.

-¡Eh, preciosa! - giré y miré a Alaric - ¡Feliz cumpleaños, mi amor! Te amo - me acerqué a él y lo besé.

-Jajaja, gracias cariño - golpeé levemente su pecho - Pero ya es hora de que te levantes, tenemos Uni.

-Lo sé, lo sé - ambos reímos.

-Oye, Alaric, por favor no quiero una gran fiesta, ¿vale? - Comenté mientras ruborizaba mi rostro.

-¿Quién te ha dicho? - Se sorprendió.

-Nadie, lo único que quiero es pasar el tiempo contigo y con nuestros amigos, algo tranquilo y divertido.

-Vale, vale, bueno veremos más tarde, ahora me ducharé.

Tardamos en salir, usé la camioneta para llegar a la universidad, Alaric bajó y entramos. Al terminar las clases lo acompañaría al hospital a que le quitaran el yeso, al parecer ya podría caminar o le costaría un poco de trabajo pero de nuevo podría caminar.

-¡Ximena! - Alaric saludó a la enfermera.

-Hola, ¿cómo han estado? - Trataba de evitarlo pero debo admitir que me encelé un poco.

-Bien, bien, gracias, ¿has visto al doc?

-Sí, acaba de llegar, ¿quieres que le hable?

-Sí, por favor - Ximena giró y caminó hacia un cuarto.

Alaric me miró y notó mi descontento, pero no dijo absolutamente nada, mientras tanto el doctor se acercó a nosotros.

-Alaric - dijo el doctor.

-Doc -dijo Alaric.

-¿Qué tal? ¿Aún te duele? - Preguntó el doctor.

-No, para nada - se emocionó un poco - ¿ya me lo quitará?

-Sí - el doctor sonrió - vengan, pasen ahora regreso.

El doctor regresó y lo llevó a que le tomaran una radiografía para comprobar que todo estuviera en orden y poder quitarle el yeso sin ningún problema. Al entregar la placa de la radiografía el doctor trajo una como especie de cierra con la que fue rompiendo el yeso hasta quitárselo por completo.

-¡Ah! Libertad - reímos.

Alaric bajó de la camilla donde estaba recostado y trató de caminar pero le costó un poco pero al final pudo acercó correctamente.

-Vas a tener que usar un aparato ortopédico, pero sólo por un mes aproximadamente, hasta que deje de doler cuando camines - explicó el doctor.

-Vale, vale - salimos de la habitación.

Regresamos a casa y Alaric entró en al baño para ducharse y cambiarse. Me pidió que yo igual lo hiciera, y me puse un vestido.

Salimos a un restaurante, ordenamos y todo seguía muy tranquilo, Alaric hizo que me cantaran las mañanitas y muchas de las personas que estaban comiendo junto a nosotros también se unieron, por parte del restaurante me regalaron un pequeño pastel individual, era como los que preparaba en la cafetería.

Regresando a casa, Alaric insistió en que pasáramos a comprar un buen vino, a mi gusto fue muy caro pero dejé que se diera gusto.

-Listo, vayámonos - dijo al subir al auto.

Mi vida empieza y acaba contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora