XXXIX

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Liv

-¿Ha faltado de nuevo?- le pregunté a Luca.

-Sí - dijo un tanto preocupado- le he marcado toda la semana al móvil y no me ha contestado.

-No lo he visto, le he llamado al móvil y nada. Tan sólo me dejó con esa última llamada en casa.

-¿Por qué no vas a buscarlo a su casa?

-No sé qué decirle, ni siquiera sabría qué hacer en el momento en el que abriese la puerta.

-Bueno entonces yo iré. Y...¿Aún te quedas con Amy?

-No, hace dos días que regresé a casa, todo por ahora se ha calmado, Elena y Natalia aún me molestan pero ya no como antes.

Alaric había faltado casi toda la semana desde que me había dejado, no estaba segura de lo que había pasado, sentía algo muy grande por él, pero no era fácil quererlo cuando ni siquiera me quería a mi misma.

-¿Así que me lo quieres quitar?- era Amy, estaba detrás de mi.

-¡No! ¿Qué? No es así, tranquilízate -Luca la sostenía de los brazos.

-¡Déjame! -le gritó a Luca tratando de soltarse - Aún conociéndonos, después de ayudarte, darte mi amistad, fuiste capaz de arruinar mi relación con él.

Quería golpearme, estos últimos días, me pasaba platicando con Luca, pues Alaric ya no venía al instituto, tal vez era por eso que Amy pensaba que Luca la engañaba.

-¡Entre nosotros no hay nada! -Trataba de tranquilizarla.

Luca la cargó y comenzó a caminar hasta sacarla del instituto. Los veía pelear desde lejos. No me bastaba con echarle mierda a mi vida, ahora también cagaba la de los demás.

Salí y me dirigí hacia ellos, Amy estaba un poco más tranquila, aún que notaba que de nuevo se enfurecería. Tenía una pequeña intuición de por qué pensaba que me había vuelto una zorra con su novio.

-Amy, déjame explicarte todo. -Me miró y tenía los ojos un poco rojos.

-No hay nada que explicar, me lo dijeron y yo misma lo comprobé.

-¿Cómo?, ¿Quién carajo te dijo que él y yo teníamos algo?

-Las estúpidas de Natalia y Elena, llevaban días molestando sobre todo lo que pasaba entre ustedes, y cómo eras una zorra con él.

-¡Hijas de puta!, ¿crees que yo sería capaz de hacerte algo así? -La miré a los ojos.

-Yo no lo creía pero vi que ustedes empezaban a estar siempre juntos, y parecía que lo que ellas me contaban tenía sentido.

-Mira, entre él y yo no hay nada. A quien realmente quiero, no está aquí.

Logré que se tranquilizara, corrí a Luca y me quedé platicando un poco más con ella, todo regreso como antes, pues aunque Amy era algo agresiva no me había hecho nada.

El resto del día lo pase en la cafetería, ni él se había presentado en la cafetería por días, nadie lo había visto, parecía un fantasma, aunque lo extrañaba y todo, tal vez comenzaba a perderle el cariño que una vez se había formado en mí.

Salí como siempre de trabajar y me fui a casa como era mi costumbre, al llegar vi que las luces estaban encendidas, sólo que al irme yo no había dejado nada así. Entré y vaya la sorpresa que me llevé.

-Hola, pequeña. -Era Alaric, estaba sentado en la sala.

-¡Alaric! -Me sorprendí.

-¿Cómo estás?- me sonrió como si nada pasara.

No dije nada, sólo caminé poco a poco a él, cada vez más cerca y más cerca al punto de quedar a nada de tocar su pecho.

-Bien, creo. -miraba al piso.

-No te escuchas nada bien -trató de levantarme la mirada.

Estaba molesta, estaba triste, pero al mismo tiempo me sentía mejor pues él había vuelto pero no era posible que me dejara así... estaba a nada de estallar frente a él... y así fue, no pude evitarlo.

-¡No lo estoy! -Me miró demasiado sorprendido -primero me dejaste sola, pensaba que tal vez te había pasado algo, después me llamaste muy tranquilo y ¿crees que con eso se iba a arreglar todo?, ¿sabes?... No puedo seguir así.

-No todo gira alrededor tuyo, tengo cosas que arreglar y no me es nada fácil -respondió muy molesto a la vez muy triste.

-¡Pues dímelo!, cuentas conmigo y lo sabes.

-Mmm - volteó la mirada y se sentó en el sillón - el día que estuvimos juntos recibí una llamada, tuve que salir ese mismo instante.

-¿Pero quién era?

-Era mi padre -me dijo cubriéndose los ojos con su mano, agachando su cabeza.

-Si, pero ¿qué te dijo?

-Me llamó para decirme que mi madre esta enferma, tiene cáncer de pulmón.

El silencio se apoderó de la habitación, ninguno mencionó nada después de que él dijo todo lo que tenía guardado, noté como algunas lágrimas brotaban por sus mejillas, aunque trataba de hacerse el fuerte era obvio que no lo era.

Me acerqué a él, le abracé mientras me sentaba a su lado, le acaricié el cabello y me dispuse a animarlo.

-No te preocupes, tiene que haber alguna solución.

-El doctor nos dijo que lo único que queda es esperanzarnos en la quimioterapia y rezar para que todo salga bien.

-¿Aún sigue en el hospital?

-Sí, mi padre se quedó con ella.

-Mira, vamos a verla mañana y te ayudaré en todo lo que pueda ¿vale?

Después de eso no me respondió nada, le dije que se quedara en mi cama, que intentará dormir un poco mientras yo salía a comprar algo al supermercado para prepararle algo para comer.

Esperé hasta que durmiera para salir, me sentía muy triste por él, nunca lo había visto así, sí era algo serio pero nunca tan triste y lo que más me rompió fue ver las lágrimas rodar sus mejillas.

Mi vida empieza y acaba contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora