LXIII

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Alaric

-¿Estás seguro? - Hugo me preguntó.

-Sí, ya estoy decidido.

-Entonces le diré a los de la disquera que no irás.

-Pero, ¿estás seguro de ayudarme?

-Sí, seremos socios de la empresa, tu tendrás el 50 por ciento de ella y poco a poco que generes ingresos me pagarás el resto.

-Ok, me agrada mucho la idea - sonreí ligeramente - ¿puedes pedirme un taxi?.

-No, te llevaré yo.

No dije nada más, subí en el auto de Hugo, y fuimos a casa.
Bajé del auto, toqué la campanilla y Liv me abrió al instante. Hugo no se quedó, debía regresar con Lluvia parecía que saldrían a cenar o algo parecido.

Liv cerró la puerta, la tomé de la mano y caminamos hacia la sala. Me tiró sobre el sillón, se subió encima de mí y se acercó lentamente justo antes de besarme.

-Me debes una explicación - lentamente se alejó.

-Lo sé - acerqué mis manos a su rostro e hice su cabello hacia atrás - ya es hora de decirte.

-Escucho entonces - Se quitó de encima de mí y se acurrucó a un lado de mí.

-He tomado una decisión que cambiará nuestras vidas - giró un poco para mirarme.

-¿De qué hablas?

-No me dedicaré a la música, aunque me encante la música y sea un pequeño don el que cante muy bien, prefiero darte mejor vida a ti y en un futuro a nuestros hijos.

-No entiendo.

-Le he dicho a Hugo que cancele todo con la disquera, él igual se sorprendió, pero le expliqué que deseo abrir una empresa, ahora que empiece la universidad me ayudará a consolidar todo.

-Pero, ¿estás completamente seguro?.

-Si, nunca quise ser famoso ni nada de eso y ahora sé que lo tengo todo en mi vida, me refiero que te tengo a ti y con eso me basta.

-¡Ay, mi amor! Te amo cariño, aunque a veces seas un estúpido, así te amo.

-Sabes que igual te amo, mensa.

-Vamos a cenar, ¿no?

-Sí, de hecho no he comido nada.

-Te voy a tratar como niño - se burló de mi.

-¡Ay, cariño! Tú siempre, jajaja - reímos todo el tiempo.

Liv preparó unos panqueques, como siempre le quedaban perfectos, al terminar fuimos a la habitación, noté mi tocadiscos sobre el piso, Liv lo había sacado de entre mis cosas.

-¿Lo has encontrado?.

-Si, me pareció muy interesante, pero no tienes discos, o ¿sí?

-No, ninguno, pero tal vez pueda conseguirlos.

Me recosté sobre la cama y Liv sobre mí. Platicamos sobre la cafetería, sobre su día, sobre mi día. Comencé a sentir una ligera pesadez en mis ojos hasta que ya no los abrí más y me perdí en el sueño.

Mi vida empieza y acaba contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora