XXI

2.3K 97 0
                                    

Liv

Alaric... No quería perderle, pero tampoco quería que estuviéramos juntos. Era difícil decir lo que pasaba por mi mente, me estaba enamorando de un chico al que había tratado como mierda, pero aún así el seguía tratando de conquistar mi roto corazón.

Sentí un alivio, podía confiar en alguien, me sentía segura cerca de él, no lo demostraba mucho, creo que en ocasiones era demasiado bipolar, aún así él ya era algo mío y eso era lo que más me importaba.

Una sensación chistosa aparecía cuando pensaba en él, lo iría buscar, quería estar otro poco con el, tal vez me estaba encaminando de más, pero se sentía tan bien, era como una droga, el sería mi droga favorita.

Tarde un poco, pensaba mucho en lo que pasaría, tarde o temprano le dirían a Elena sobre lo que pasó en clase, no sé que puedan ser capaces de hacerle a Alaric.

¡Maldita pronta! ella y su amiga ¡son de lo peor! Ahora están de putas con unos chicos que están en universidad, son deportistas o algo parecido ya que se veían muy fornidos.

Me aliste, me bañe, y me cambie. Me puse un vestido rojo, tacones negros y un abrigo negro largo como el vestido. Tome las llaves del auto y fui por él a la cafetería.

Parecía que habíamos quedado, al llegar el estaba terminando su turno, siempre tan sonriente como sólo él podía serlo.

-Liv -escuche su voz mientras caminaba hacia mi.

-Hola -dije con una pequeña sonrisa.

-¿Pasa Algo? - Me preguntó borrando cualquier gesto de felicidad.

-¿Quieres salir conmigo?

-Claro, puedo ir a cualquier parte siempre y cuando sea contigo.

Me dejo sin palabras, no sabía que contestar, que debía contestar, oh ¡Carajo!.

-¿Me puedes acompañar a casa?-me preguntó.

-Si, esta vez yo te llevo -le guiñe el ojo.

Subimos al auto. Fue un viaje corto, su casa no está nada lejos de la cafetería. Me estacioné frente de su acera, bajamos y entramos a su casa.

-Deja que tomé un baño y nos vamos.

-Si, yo te espero - Miré como era su casa.

A pesar de ser chico tenía una casa muy bonita, ellos suelen ser muy... muy... muy desordenados. La sala no era gran cosa, me quedé ahí esperándolo, mientras miraba las fotos que tenia, eran sus padres y el.

No escuche cuando salió de la ducha, abrió la puerta de su habitación y me habló.

-Liv, ¿puedes venir? -una pregunta un tanto extraña.

-¿Dime? - Me acerque muy lento a la puerta, temerosa a la vez.

-¿Cual se ve mejor? -Me enseñó dos camisas que tenia en la cama, el tenía el torso desnudo.

Trate de no mirar, aunque debo admitir que era demasiado tentador.

-Creo que se vería mejor la blanca.

-Gracias -cuando me contestó salí inmediatamente de su habitación.

Aún estaba pensando a donde ir, íbamos algo elegantes, así como mejor opción quedaba ir a cenar.

Mi vida empieza y acaba contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora