LXXXII

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Liv

Llegando al hotel tomé un baño con Alaric, nos arreglamos y salimos junto a Hugo para ir a ver la cafetería, quedaba muy cerca del hotel, quizá a unas cuantas cuadras.

-Pasen - Hugo nos abrió la puerta a mí y a Alaric.

Caminamos hacia la oficina de la cafetería, se parecía mucho a la cafetería de casa pero ésta tenía algunas cosas diferentes.

-Vengan, vengan - seguíamos a Hugo - ¿Se puede? - Hugo abrió la puerta de la oficina.

-Claro que sí, señor Hugo, para usted siempre estoy disponible - dijo con voz grave un hombre no muy alto y algo viejo a decir verdad.

-¿Qué tal?, ¿cómo sigue el negocio? - Hugo preguntó.

-Bien, señor, todo está en orden, a este paso creo que lo que habíamos acordado será mucho más sencillo de concluir.

-Me parece perfecto.

-¿Y qué lo trae por aquí?

-Mira, ella es mi hija y su prometido, y ahora estoy dejándole toda la franquicia de las cafeterías.

-Entiendo.

-Sí, y ahora ya puedes dirigirte hacia ella en lugar de mí, cualquier cosa o problema ella me lo comentará.

-¿Y cómo se llama señorita? - El hombre me miró.

-Soy Olivia, pero me dicen Liv.

-Mucho gusto Olivia, yo soy Diego.

-De hecho ahora está dirigiendo la cafetería que está cerca de nuestra casa - Hugo añadió.

-¿Entonces ya estás lista para estar al frente de todas estos negocios?

- Sí, aún tengo que terminar la universidad y que nazca mi bebé.

-¡Oh, jojojo! Será abuelo, señor Hugo.

Hugo asintió con la cabeza y ambos rieron. Hugo nos dijo que si queríamos salir y comer algo o dar una pequeño paseo podíamos hacerlo. Tomé la mano de Alaric y salimos a la calle.

-¿A donde quieres ir? - Pregunté.

-Eso es lo menos importante - contestó - nada es mejor que el hecho de estar contigo.

-Jajaja, cursi. Te amo.

-También te amo, mi vida.

Fuimos a dar una vuelta, algunas personas me miraban al igual que a Alaric. Quizá era por que se comenzaba a verse mi pequeño vientre o mi gigantesco estómago inflado por el embarazo. Como fuera, no le tomé importancia y yo seguía disfrutando el día junto a Alaric.

Caminamos de regresamos a a la cafetería y el cielo se tornó oscuro, llovería, así que mejor caminamos hasta el hotel y llamé a Hugo para que supiera que nos habíamos adelantado.

-¿Qué opinas si mañana vamos a cenar algo?- Dijo Alaric.

-Pues, tal vez estaría bien, hay que hacer algo antes de regresar a casa, ¿o no?- Contesté risueña.

-Sí, al igual que con los demás; ya había acordado con Luca que en tres semanas hiciéramos otra reunión, una pequeña parrillada.

-Sí, justo antes de que empiecen con sus fiestas de nuestra despedida de solteros y todo eso.

-Además tienes que ir a comprar tu vestido para la boda.

-Pero tu no irás, sabes que es de mala suerte que el novio vea a la novia con el vestido antes de la boda.

-Sí, pero no tiene nada que ver, jajaja, son puras tonterías.

-Claro que no, no quiero que pase nada malo.

-Vale, mi amor, entiendo.

Llamamos al servicio y pedimos que nos enviaran algo de cenar antes de que nos fuéramos a dormir.

Mi vida empieza y acaba contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora