XVII. Gigantomaquia

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Tundratown, Mansión de Big. Miércoles, 20 de octubre, 13:18 h.

En la mansión de Big, FruFru se encontraba en su despacho junto a Kevin, Raymund, a quien ya habían dado de alta, estaba en el piso de arriba cuidando a la pequeña Judy, que aunque no podía esforzarse mucho, ya podía caminar y moverse. FruFru estaba planeando sobre a cuál Olímpico atacarían primero, no tenían más información que la misma policía, no obstante, de entre los identificados, estaba haciéndose una idea de cuál sería más fácil eliminar y cuál los afectaría más. En eso repicó su celular.

—¿Bueno? —contestó.

—¿FruFru, estás sola?

—¿Porfirio?

—El mismo; responde a mi pregunta.

—Sí —mintió—. ¿Por qué?

—Uno de los Olímpicos está por ser arrestado, es el que suministra de droga a los demás. Es una pieza clave.

—¿Quién es? —quiso saber, ansiosa—. ¿Dónde está? ¿Quiénes lo atraparan?

—Hermes, está en un restaurante de Burrows, la pareja policial de las noticias. Hopps y Wilde.

En ese momento su pequeño corazón se detuvo por un instante, ¿Judy estaba lidiando directamente con uno de ellos? No lo pensó dos veces y decidió en hacer la jugada.

—Iremos allá y lo mataremos. Lo más probable sea que Los Olímpicos completos se presenten, así que reúnelos a todos y nos vemos allá.

—Claro, linda, paso por tu mansión para irnos junto a Kevin, según mis datos, él es tu oso de mayor confianza, ¿correcto?

—Bueno, aquí te espero —dijo para colgar. Se dirigió a Kevin para que la llevara al auto y se prepararan, el oso asintió y alistó su arma. Tomó a la musaraña entre sus patas y salió rumbo al automóvil. Algo que había notado era que Koslov no estaba en la mansión.

—Señorita, ¿segura que quiere ir? Si pasa algo puede dejar a Judy sin madre —comentó, ya casi llegando a uno de sus automóviles. El frío de Tundratown los golpeaba sin contemplación.

FruFru le sonrió, sincera, a Kevin, agradeciéndole su preocupación.

—No te preocupes, eres mi mejor animal de confianza, no nos pasará nada, y en caso de que ocurra, se que Judy estará a salvo en tus patas. —Su sonrisa se disipó dando pasó a un ceño fruncido—. Vamos a vengar a mi padre.



En algún lugar en los límites de Distrito Forestal. Miércoles, 20 de octubre, 13:20 h.

Zeus estaba en su despacho junto a Hera y Atenea, verificando unos estados de cuentas de la organización y cuadrando la manera de generar ingresos lo más rápido posible; el pago de los dos millones los dejó muy mal parados.

Tanto el zorro, la nutria y la zorra, estaban sumergidos en las posibles maneras de aumentar las ganancias. Había un silencio absoluto, el cual fue roto por el tono de un celular.

Zeus tomó el teléfono, contestó y lo puso en altavoz, dejándolo sobre la mesa.

—¿Qué quieres, Apolo? —inquirió Zeus sin quitar la vista de los documentos.

—Zeus —dijo éste, exaltado y nervioso—, manda a recatar a Hermes.

Los tres animales apartaron la vista de sus respectivos documentos y se quedaron con la mirada fija en el celular.

Siempre estaré para ti (SEPT 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora