Esperar el momento preciso en donde todo su cuerpo estuviera de acuerdo en atravesar el afilado vacío, era estar en la cúspide de la adrenalina, no había nada más reconfortante y estimulante para Denise abalanzarse desde una azotea a otra. El recorrido por la ciudad siempre terminaba siendo un espectáculo para cualquiera que los divisara. Los ancianos casi se infartaban cuando los veían lanzándose desde alturas peligrosas y los niños se maravillaban al ver a los misteriosos corredores hacer piruetas sobrepasando obstáculos sin que nada los detuviera, sin embargo, a ellos no les interesaba la reacción de nadie, sólo buscaban la perfección a través de los arriesgados pero atrayentes desplazamientos del parkour.
Denise, desde que supo de la agrupación no tardó en ubicarla y ser parte de ella. Volteretas y saltos en el aire, escalar cualquier muralla que estuviera a su paso... cosas, que desde siempre habían llamado su atención y que ahora era una practicante experimentada al igual que sus compañeros. En un principio habían sido once, más con el transcurso de las semanas, las cuatro chicas que eran además de ella, se retiraron porque no fueron ágiles en la materia y algunas se dieron cuenta la horrible sensación que le causaban las alturas.
Ahora Denise era la única chica entre los que formaban la agrupación y ya se había ganado el respeto de todos y la trataban como una más del género. No le importaba en lo absoluto, de hecho se sentía bastante cómoda con el reconocimiento.
Todos quedaron tranquilos y conformes con la secuencia de caminos vertiginosos que habían trazado en la tarde del día de hoy. Descansando y tomando agua bajo la sombra que había a la vuelta de uno de los callejones más decentes en donde terminaban la mayoría de las veces sus entrenamientos
-Buen trabajo chicos-dijo Kevin, el fundador del grupo, un joven experimentado en el deporte, de veinte años, alto y apuesto, cualidades que no eran para nada de ignoradas por Denise
-La próxima semana tomaremos otra ruta, ¿qué te parece la noticia Denise? -sonrió volteándose a verla
-Ya era hora, estaba tornándose un poco aburrido los mismos recorridos durante estas dos semanas- le contestó con la boca seca, llevándose los pequeños y tupidos bucles detrás de su oreja -bien, ahora me voy-agregó después de haber tomado agua. Sacó una gorra de sol del bolsillo de su sudadera, no precisamente para taparse de los fuertes rayos UV que se dejaban caer en la tarde, sino más bien para proteger su identidad -...Adiós chicos, nos vemos-hizo un ademán con la mano.
-Oye Denise-gritó Ax, un chico rubio- dile a tu amiga Allison que se integre al equipo, no tendría problema en enseñarle algunas cosas -le sugirió con malicia, la muchacha volvió a mirar en el momento en que el instructor le dio un palmetazo en la nuca al chico, tratando de conseguir que se comportara, mientras los demás se reían burlones.
-Ya te lo he dicho varias veces, no le interesa- replicó con poco interés, pero no decía la verdad del todo, porque su amiga no tenía ni idea que ella hacía tal deporte y no pensaba decírselo tampoco.
Denise dio vuelta en una esquina y se perdió de vista de los muchachos. Cada vez que terminaba la práctica quedaba satisfecha, era como un sedante que la dejaba tranquila hasta la próxima vez, pero su tranquilidad se le esfumó de las manos cuando vio la hora en un reloj en la vitrina de una tienda: las siete con diez -no maldición- se dijo con nerviosismo. Tenía que reunirse con su amiga en veinte minutos más, fuera del gimnasio donde supuestamente iba casi todos los días, aun le quedaban varias cuadras y los minutos escaseaban, así que sin más preámbulos, decidió correr y haciendo su deporte favorito tomó algunos atajos por los callejones.
Como de costumbre comenzó a escalar rejas que a simple vista parecían muy fácil hacerlo por la manera en que los trepaba, como si la gravedad del suelo fuese mínima. Al cuarto callejón ya se estaba sintiendo un poco fatigada, pero no dio tregua a los obstáculos; subió por unos botes de basura hasta las escaleras de emergencia de un edificio residencial, y saltó hasta el otro lado de la cerca que dividía una callejuela. Llegó a la última calle en donde el tránsito al caminar era bastante congestionado, la gente de aquí para allá exhausta e irritante, Denise trataba de ser lo más esquiva posible con toda esa multitud.
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La Traceur
ActionDenise Rosner, una adolescente de dieciséis años, a escondidas de su familia y de todo su círculo de élite, es integrante del único grupo de parkour de la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica; liderado por Kevin, el apuesto instructor que le ha enseña...