Los jóvenes apresuraron el paso y entraron sin mayores problemas por la puerta que vieron entrar a Lionel. El problema es que dentro había otra puerta y ésta estaba cerrada.
-Bien, hasta acá quedó nuestra investigación.
-¿Tan pronto te rindes? -comentó Caleb, sacando de sus bolsillos un llavero con sólo tres llaves, una era del Corvette, la otra del departamento y la tercera una muy extraña y la que ocupó precisamente, girándola dentro de la cerradura y abriendo la puerta sin contratiempos.
-¿De dónde has sacado esa llave? -preguntó curiosa.
-Un regalo de cumpleaños -le respondió distraído.
-Vaya, que regalo tan, tan...útil. -la chica se preguntaba ¿Quién podría dar de regalo algo así? Lo veía como si fuera un presente que se obsequiaban entre ladrones y ella no veía al chico Lamar como una persona de ese tipo, pero parece que él rompía con lo tradicional.
Se introdujeron silenciosamente a esa extraña morada, era un largo y oscuro corredor, no había ninguna puerta a los costados, nada más una al final del pasillo. El lugar olía a humedad y abandono. Denise permaneció perpleja por algunos segundos, mientras que Caleb ya se había adelantado en seguir con la exploración. Ella se detuvo luego en el muchacho, pensado que se tomaba con bastante solvencia y soltura el asunto, parecía como si conociera muy bien cada metro que avanzaban. La otra puerta no fue obstáculo abriéndola con la facilidad que les había resultado la anterior.
Detrás había escaleras de madera que rechinaban y hacían aumentar las pulsaciones de la chica por el ruido delatador que hacían; de todos modos, trataron de emitir el mínimo de ruido posible, hasta que llegaron arriba. La luz tenue que se filtraba por las ventanas cubiertas con papel de periódico permitía ver un poco el recinto. A seis pasos de que comenzara la escalera había otra puerta.
-Deben de estar del otro lado -dijo en voz baja el chico. La muchacha, tragando saliva se acercó lentamente a la puerta que estaba en frente de ella, apegó su ojo a una grieta que había entre las bisagras, y por el poco campo visual sólo veía a su padre de espaldas, aguardando delante de un escritorio, conversando con alguien.
-...supongo que estás al tanto de lo que te estamos pidiendo -decía un hombre con acento extranjero que Denise no alcanzaba a divisar ni percibir.
-Claro, pero hasta el momento no he podido reunir todo lo que quieren, necesito un poco más de tiempo.
-Lionel, ¿Recuerdas todo lo que mi jefe ha hecho por ti? y ¿Así le pagas?
-¿Qué así le pago? Estuvieron a punto de matar a mis invitados con esa bomba que pusieron tus hombres y no es lo único que han hecho -respondió el padre de Denise molesto pero con un dejo de inseguridad en su voz. La chica con sus ojos muy abiertos estaba presenciando algo que nunca hubiera imaginado.
-Te dije que el plazo para pagar el dinero, era hasta el mes que acaba de pasar.
-Te envíe un recado con tus empleados, he estado muy ocupado estas semanas...
-Me importa un comino tus motivos -habló más fuerte, golpeando el mueble del escritorio, lo cual provocó que la chica diera un salto del susto -pero eso es para que aprendas que nuestro dinero es prioridad.
-Lo que me estas pidiendo es demasiado en tan poco tiempo.
-Sé que eres asquerosamente rico y no tendrías problemas...recuerda todas las deudas sin pagar que has tenido en el pasado, siempre lamentablemente termina alguien herido o muerto, o ¿Quieres que te refresque la memoria Lionel? -preguntó irónico. Denise quedó en blanco, sin habla, se puso como un papel de pálida -Primero fue tu esposa, es decisión tuya si quieres que la lista continúe... -la muchacha retrocedió impactada, no lograba comprender. Se le revolvió el estómago con el diálogo que acababa de escuchar, hasta perdió un poco el equilibrio.
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La Traceur
ActionDenise Rosner, una adolescente de dieciséis años, a escondidas de su familia y de todo su círculo de élite, es integrante del único grupo de parkour de la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica; liderado por Kevin, el apuesto instructor que le ha enseña...