Capítulo 24: En el jardín

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Saliendo de la escuela, Denise aún seguía pensando en lo que había dicho Caleb; no le compro el papel de chico bueno, y ¿Si tenía razón de que Kevin no era tan bueno como ella pensaba?, ¿Si era un falso? ¿Un farsante que era experto en simular caretas? ¿Si al fin de cuentas todo lo hacía porque encontraba entretenido estar con ella, más que porque la quisiera en serio?, que se aprovechaba de que ella era menor y así podía manipularla; la chica después de todo no era alguien con experiencia y engañarla podría ser fácil.

Pensar en todo aquello ya había empezado a revolvérsele el estómago, pero ¿Qué podría hacer al respecto? Ya se había plantado la semilla de la duda en su cabeza, no iba a quedar tranquila con esa incertidumbre en su mente.

-Rosner -le hablaron. La chica miró desorientada, en donde había salido de su concentración bruscamente, luego se dio cuenta que quien se dirigía a ella era Erika -Rosner.

-¿Qué ocurre?

-Nada, no ocurre nada -dijo con una risita altanera. Denise estaba empezando a caminar -Oye, espera -la chica se detuvo.

-Dijiste que no ocurría nada.

-Que no ocurría nada malo, lo que tengo que decirte es bueno -le contestó sonriente.

-Escucho -emitió inexpresiva.

-El sábado en la noche habrá una fiesta en mi casa y estás cordialmente invitada, de hecho puedes invitar amigos, conocidos, quien sea -la chica parecía entusiasmada. Denise aguardó en un breve silencio, sabía que las intenciones de Erika era que llevara a Caleb a la fiesta, puesto que cada vez que hacía celebraciones, nunca la invitaba personalmente. -¿Te animas? La pasaremos bien -agregó con una sonrisa motivadora.

-Lo pensaré -Denise tenía propósitos de darle falsas esperanzas.

-Bien, te espero...adiós.

-Adiós -le respondió retomando el paso. -Ni creas que voy a ir -se dijo en voz baja.

Llegando más temprano de lo normal el día viernes a su casa, fue por ropa cómoda a su habitación y prontamente bajó. Se dirigió al jardín, Amanda estaba en el patio, con una revista en mano y con un jugo de fresas encima de la mesa que acompañaba su lectura.

-¿Qué hay Amanda?

-Aquí, supervisando al jardinero -no despegaba los ojos de la revista.

-Pensé que estabas aquí para tomar aire fresco -le dijo la muchacha un poco desorientada pensando al mismo tiempo que era una inhumana por la escasa empatía que podía tener como jefa.

-Ah, también para eso... mato dos pájaros de un tiro -señaló sonriente. Denise curvó sus labios sólo para seguirle el juego.

-¿Y cómo ha estado Julio en su trabajo?

-Bien, bien, como cualquier jardinero que he contratado -la chica pensó que si era así, el empleo de Julio aun corría peligro, pues si los demás anduvieron igual de bien que él, el despido podría estar a la vuelta de la esquina -Hoy vino con su hijo -miró fijamente y sin gracia al trabajador que se encontraba al final del patio con unas tijeras podadoras y el pequeñito que sostenía una regadera. La muchacha al percatarse de la presencia de John, casi automáticamente se le iluminó el rostro.

-Iré a saludarlos -iba caminando rumbo hacia allá.

-Denise -le llamó Amanda, disfrazando inútilmente su apatía.

-¿Qué? -se volteó a mirarla.

-No te encariñes tanto con los empleados, recuerda que no son eternos -habló seriamente, dando a conocer entre líneas que en cualquier momento podría ser despedido. Denise ya tenía descifrada a su madrastra, era alguien clasista y racista, pero hoy no se lo iba a sacar en cara, no tenía ganas de discutirlo.

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