Ambos chicos habían llegado al hospital. Se encontraron con Amanda en el pasillo de la recepción dando datos del herido.
-Amanda -dijo Denise con el corazón apretado -¿Cómo está papá?
-Él está...está, siendo atendido en estos momentos -trató de tener una voz calma, pero se notaba que no podía manejar muy bien la actuación, bastaba con ver todo su maquillaje corrido en donde había estado llorando.
-¡No me has respondido a mi pregunta! -protestó enojada.
-Denise...cálmate -le dijo Caleb un tanto autoritario, la joven inconscientemente trató de nivelar su tono de voz.
-Querida, no soy doctor para decirte como está Lionel, pero sólo esperemos a que se ponga bien.
-¿Puedo pasar a verlo?
-No, no se puede -la chica quedó meditabunda por breves instantes, luego fue hacia el siguiente corredor con paso firme y veloz olvidándose del dolor de su tobillo.
-Denise... Denise... ¿Dónde vas? -se dirigió a ella casi gritando, sin embargo, no hubo respuesta por parte de su hijastra -Ay, esta niña, tan terca -se decía entre el lamento. Caleb quedó mirando seriamente a la chica mientras se alejaba.
-Iré a detenerla -le dijo el joven.
-Por favor -Amanda se tomaba la cabeza, paseándose de un lado a otro.
En un par de minutos Caleb alcanzó a Denise tironeándola del brazo
-¿Dónde crees que vas? -le preguntó retórico.
-A ver a mi papá, es obvio, ¿No?, suéltame -forcejeaba con molestia tratando de ser liberada a como dé lugar.
-No seas tan obstinada, tu padre ahora lo están interviniendo, debes dejar que los doctores hagan su trabajo -sus palabras salían de su boca con un dejo de seriedad absoluta, aun así, el chico estaba teniendo mucha paciencia con ella, cualquiera le hubiera dado una cachetada para que se calmara de una vez por todas. La herramienta que ocupó para lograr frenarla de alguna manera, fue presionar su brazo con más fuerza a medida que se resistía. Denise, como alguien que va cayendo de a poco en un sueño profundo, así mismo dejó de esforzarse para ser soltada, no porque sintiera dolor, eso no era un impedimento. Un pensamiento negativo y catastrófico eclipsó su mente, dejándola estática. Él despegó su mano de la piel de la chica lentamente.
-Es que... -en ese momento sintió sus ojos calientes y empañados, quebrándosele la voz -Si le pasa algo a mi papá yo... me muero, no...no lo soportaría, no podría...-la chica en ese momento se sintió pequeña y vulnerable y un poco avergonzada por estar a punto de llorar delante de la persona que menos desearía. Caleb le quedó mirando inexpresivo, sin mover ni un músculo de su cara. La joven no aguantando ni un segundo más que le viera su rostro, se estaba marchando, sin embargo, el muchacho le tomó el hombro y la aproximó hacia él sutilmente.
Denise, estando totalmente desprevenida, reaccionó sólo cuando ya estaba entre los brazos del chico. No tenía fuerzas para ponerse de mal humor en ese momento y decirle que la dejara en paz, sólo se dejó atrapar por el cálido cuerpo del joven. Ahora con la cabeza en su pecho, podía sentir los pausados latidos de su corazón. Por un instante la joven volvió a sentir una oleada de amargura y angustia, provocando que temblara de arriba abajo, pero disminuyeron un poco esos espasmos cuando Caleb comenzó a acariciar su crespa cabellera. Estuvieron por varios minutos de tal manera en medio del desolador pasillo, hasta que se apartó lentamente de él. Había conseguido tranquilizarse un poco.
La chica trataba de no mirarlo a la cara. Después de media hora se habían sentado en unas bancas que había en otro corredor. Un doctor que venía saliendo de la sala de urgencias pasó con una ficha en sus manos. Denise se colocó en frente de él.
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La Traceur
ActionDenise Rosner, una adolescente de dieciséis años, a escondidas de su familia y de todo su círculo de élite, es integrante del único grupo de parkour de la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica; liderado por Kevin, el apuesto instructor que le ha enseña...