Habían pasado dos días desde que ocurrió el incidente en Montecasino. Todo en la casa de los Rosner había vuelto a la normalidad, bueno, casi todo, pues Amanda, después de enterarse de la verdad que había ocultado Lionel, había decidido separarse por un tiempo de él, yéndose a vivir con sus padres. Denise, incluso Samuel y Paula pensaban que se respiraba doblemente de paz por la ausencia de Amanda en la mansión, y en cuanto al señor de la casa parecía no afectarle tanto como se esperaba que fuese.
Ahora, Denise iba caminando por las calles de Johannesburgo, su cabeza se mantenía ocupada sólo con lo que vivió estas últimas semanas. Había sido intenso y bastante peligroso, traumático para cualquier chica de su edad, pero ella cree que es cuestión de que pase un poco el tiempo para que vuelva a retomar el verdadero ritmo de su vida, aunque su padre piensa que es mejor que vaya a algunas sesiones de terapia para que no queden "cicatrices psicológicas" como suele llamar Lionel a los recuerdos duros.
La muchacha iba de camino al hospital, la cuarta vez en estos dos días que han transcurrido; el motivo ha sido su querido amigo Robinson que aun estaba en la unidad de cuidados. Cruzó la puerta del centro hospitalario llevando una bolsa colgada en sus manos. Llegó a una sala en donde sólo se encontraba el chico.
-Hola nene -le saludó Denise alegre
-Buenas tardes señorita Rosner -se dirigió a la chica con su linda sonrisa.
-No me digas así -le pidió en voz baja cerrando la puerta detrás de ella.
-¿Por qué? -Robinson, desentendido, frunció los hombros
-Sabes que andan circulando videos en youtube con lo que pasó en Fourways.
-Sí ¿Qué tiene?
-Quiero mantenerme en el anonimato.
-Relájate un poco y disfruta la popularidad, en unos días más nadie recordará de lo que pasó.
-Eso espero -dijo Denise, mientras acercaba un sillón a la cama -mira, te traje chocolates -sacó una caja dorada de la bolsa que había traído.
-Qué delicia, gracias.
-Pensé que...
-No, no, no me digas, pensaste que lo mejor que le podías regalar a un bombón era una caja de bombones.
-Sí, claro -sonrió ella. Robinson le quedó mirando por unos momentos, más de la cuenta y Denise se percató de ello -¿Qué ocurre?
-¿Cómo has estado? -consultó con la curiosidad que lo caracterizaba. La chica sentada desde el sillón, quedó en silencio por breves segundos.
-Quien debería preguntártelo soy yo.
-Es obvio cómo estoy, sólo mírame: en cama, recuperándome y aburrido de estar aquí, de hecho puedes ver mi estado si le echas un vistazo a la ficha que hay colgando en los fierros del catre.
-Buen punto -se cruzó de brazos pensativa.
-¿No me quieres decir? -inquirió con sospechas.
-No es eso...creo que no lo sé.
-¿No sabes si me quieres decir?
-No Robin, quiero decir que no sé cómo me siento...todo lo que me pasó... y ahora volver a lo que mi vida era antes es...raro
-Entiendo, te sucedieron cosas que no se dan todos los días...debes estar pasando por un trance.
-Tal vez.
-De a poco irás asimilando todo y volverás a lo que eras tú, con tu familia, con la escuela...con el parkour.
-¿Con el pk?
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La Traceur
ActionDenise Rosner, una adolescente de dieciséis años, a escondidas de su familia y de todo su círculo de élite, es integrante del único grupo de parkour de la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica; liderado por Kevin, el apuesto instructor que le ha enseña...