Capítulo 27: Escapando de los problemas

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Lionel tocó en reiteradas veces la puerta de la habitación, pero Denise no pensó abrirle en ningún momento. La chica estuvo mucho rato recostada en la alfombra, de espaldas mirando el techo, pensando en la clase de padre que tenía y en la clase de chico que se había fijado. Le daba rabia que Kevin no era como se lo había imaginado y le enfurecía que su papá le escondiera tantos secretos.

La mente de la chica trataba de responderse muchas preguntas, tanto fue que comenzó a unir algunas piezas; recordó que Caleb había mencionado que tenía un trabajo, que no era gran cosa pero que la paga era buena, en el fondo se refería a ella y por el Corvette que se compró estaba demás decir que la paga era excelente. Le sulfuraba su ingenuidad ¿Cómo no pudo percatarse antes que un chico como él no andaría vigilándola a ella sólo porque sí? Tendrían que haber motivos muy justificados y el dinero era una causa indiscutible.

Así que trabajas para mi padre... maldito Caleb, sabía que te traías algo entre manos...Denise se levantó de la alfombra y con enojo lanzó algunas almohadas al otro lado de la habitación, se metió en la cama y trató de dormir. Para ella en estos momentos, dormir no significaba descansar, más bien, suprimir sus pensamientos por el resto del día. No quería que su cabeza le repitiera una y otra vez lo patética que era su vida. Su misión durante todo ese rato fue cerrar los ojos y tratar de no despertar. Después de muchos intentos fallidos, lo logró.

Abrió sus ojos a las diez de la noche. Le sorprendió todas las horas que transcurrieron, pero era de esperarse, porque cuando Denise se enojaba parecía que su propio organismo le temía y no le ponía obstáculo para desobedecerle.
La chica se sentó, sintió dentro de ella que su estómago se retorcía por algo de comida, pero no le hizo caso. Vio su celular, le había llegado un mensaje de un número desconocido, era el de Erika; fiesta... fiesta...anímate Rosner ;).

Denise lo quedó pensando, una fiesta en la casa de Erika, no le atraía mucho la idea, pero sí serviría un poco para despejar su cabeza. No lo pensó más y comenzó a prepararse.

Los atuendos que eligió fueron negros, a excepción de la camiseta gris estampada de AC/DC que llevaba debajo de su chaqueta, unas de las bandas que escuchaba cuando jugaba Guitar Hero con su padre, en tiempos cuando aún no conocía a Amanda.

Se masajeó el cabello con un poco de crema hidratante para sus bucles, se miró unos instantes en el espejo. En esos momentos le daba lo mismo si se veía bien o mal, pero era como si buscara el odio en su reflejo.

Finalmente saltó el balcón de su habitación, cruzó todo el jardín hasta que llegó al sitio de la muralla en donde siempre saltaba cuando efectuaba sus escapadas. Anteriormente había llamado un taxi, que le estaba esperando en la esquina de la cuadra en donde vivía.

Denise, ha ido sólo dos veces a la casa de Erika, una vez porque en la escuela se la asignaron como compañera para hacer un informe y otra porque los padres de la joven le rogaron que le enseñara matemáticas para que pudiera sacarse una buena calificación. A decir verdad, los padres de Erika siempre quisieron que fueran amigas, una manera para que su hija tuviera una buena amistad, pero ninguna de las dos les interesaba, no era porque se odiaran mutuamente, sólo que ellas no juntaban ni pegaban.

Desde la esquina de la manzana en donde vivía la compañera parrandera de Denise se escuchaba la música, una mezcla de estilos electrónicos como si hubieran conectado la licuadora a un amplificador de sonido.

La chica pagó el viaje y se bajó del taxi. Los hogares de ese lugar no estaban tan delimitados dando a conocer con imponentes rejas la propiedad privada como en su barrio, en vez de verjas eran arbustos.

La puerta de la gran casa estaba abierta con algunas chicas y chicos afuera, fumando como unas chimeneas andantes, muchos aguardaban pegados a sus Iphones mensajeándose con los que aún no llegaban, suponía la joven.

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