Capítulo 8: A su merced

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Día viernes, una y media de la tarde, Denise venía llegando de la escuela. El día anterior no había ido, se sentía sin ánimos y decepcionada. La amistad fuerte que había pensado que tenía con Allison, para ella todo se había transformado en un simple espejismo, sintiéndose dolida por todo el suceso.

Paula, quien era la única que se enteraba las veces que faltaba al colegio, la recibió en la puerta.

-Denise... ¿Cómo le fue en la escuela?

-Como siempre -la desmotivación se notaba en cada sílaba que pronunciaba.

-Le espera alguien en la sala de estar.

-No estoy para recibir visitas.

-Debería recibirle de todos modos, es alguien muy guapo quien vino a verla - expresó sonriente levantando una ceja y codeando el brazo de la chica. Llegaron a la sala y quien se encontraba sentado en el sofá era Caleb que estaba mirando su celular en esos momentos.

-Paula, ¿Podrías retirarte? -le pidió con una sonrisa de las más fingidas que había hecho hasta ahora.

-Claro -Paula se retiró de allí con un rostro risueño pensando que la visita podría cambiar los ánimos de la joven Rosner.

-Esto es el colmo ¿Ahora entras a mi casa?

-No te sulfures tanto dulzura...

-No me digas así -le interrumpió susurrando enojada.

-Te he traído un encargo.

-¿Encargo?... ¿Qué encargo? -preguntó confundida. El chico sacó un papel del bolsillo de su chaqueta y se lo entregó.

-¿Qué es esto?

-Allison cambió de celular, éste es su nuevo número, quiere que tú la llames.

-No necesito la lástima de nadie, si no se despidió de mi es porque no le importo, así que ahórrate las molestias- extendió su brazo queriendo devolverle el papel.

-Tan testaruda dulzura, Allison debió haber tenido sus motivos -exhaló aburrido sin aceptar el escrito. La joven, al ver que no se lo recibía, lo rompió en frente de sus narices.

-Ahora, deberías irte -en ese instante se sintió ruido desde el pasillo, unos tacones venían aproximándose.

-Denise, has llegado -dijo Amanda efusiva -Y con compañía -habló luego, pareciendo sorprendida por la visita del apuesto desconocido.

-Sí -afirmó sin más otra cosa que se le pudiera ocurrir.

-Hola, mucho gusto -le saludó Caleb con su sonrisa de galán estrechándole la mano.

-¿Querida, no me vas a presentar a tu amigo? -preguntó su madrastra con una aire de coquetería que Denise detectó con molestia.

-Él es Caleb, el hermano de Allison.

-Ah, por eso tu cara me es familiar -agregó Amanda falsamente. Si no era buena recordando nombres, mucho menos familiarizando rostros, lo único que guardaba en su memoria según Denise, eran las marcas de ropa y sus precios -Caleb, deberías quedarte para almorzar.

-No, él ya se va -habló Denise precipitadamente.

-Qué lástima, hubiera sido genial que te quedaras.

-Pero si es para compartir un rato, me quedaré, no tengo problemas.

-Muy bien, entonces iré a decirle a Paula que coloque dos puestos adicionales en la mesa.

-¿Dos?

-Sí, tu padre hoy viene a comer.

-Me lleva...-se dijo Denise en voz baja muy preocupada.

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