Las cuatro de la madrugada, Denise despertó, estaba incómoda en su cama, el sueño se le había espantado. Cada vez que se encontraba en tal situación trataba de pensar en cosas que le trajeran paz, una palabra que difícilmente se encontraba en su vida, pues, con todo lo que había descubierto de su padre era complicado salir de la zozobra en un santiamén, sin embargo, la corriente de sus pensamientos siempre la trasladaban lentamente hasta Kevin, como solía ocurrir naturalmente. Después de tantos meses que le atrajo, al fin cuando parecía que se aproximaba un avance entre ellos, la posibilidad se alejó inevitablemente por razones que ella misma provocó; las mentiras, y también su estúpida condición de peligro en la que se encontraba. Extrañaba conversar con él, que le diera su apoyo y ver su sonrisa tierna, hablarle y olvidarse de su mundo. Su mente siguió fluyendo hasta que se tornó en un velo oscuro, que poco a poco fue adquiriendo un color como quién pinta un lienzo, y forma, como quien cincela una piedra, un cuerpo, un personaje: Caleb, no tuvo control de su cabeza recordando cada momento a solas con él, su manera de manipularla como un títere, la facilidad que tiene para sacarla de sus casillas, su mirada que pareciera que la explora por completo, su sonrisa burlona y arrogante. Tal vez ahora piensa en él porque también ha hecho cosas buenas... buenas a su modo, pero al fin y al cabo las ha hecho.
La puso de mal humor pensar en Caleb, porque aparte de meterse en su vida ¿ahora también en su cabeza?, ya era el colmo y no podía estar sucediendo. Denise tomó su celular, recién en ese momento vio la hora y lo temprano que era, ya se estaba maldiciendo por haber despertado y no tener sueño, en tres horas más iba a tener que levantarse y eso sí que iba a costarle. Tuvo la curiosidad de echar un vistazo a Whatsapp, Kevin estaba en línea, le resultó extraño a esta hora, pero debía suponer que no era la única persona que se desvelaba. Decidió escribirle.
-Hola -un minuto después aparecía en la pantalla que Kevin estaba escribiendo
-¿Tú despierta a esta hora? -preguntó, enviando un ícono de una carita sorprendida.
-Sí, no consigo dormirme... ¿y tú por qué despierto a esta hora?
-Acabo de levantarme a estudiar, hoy tendré un examen muy difícil.
-Vaya, que aplicado, espero que te vaya excelente.
-Ojalá.
-Bien, te dejaré estudiar, mucha suerte en tu examen.
-Gracias.
La chica dejó el móvil sobre las colchas y puso su mirada en el techo, se alarmó cuando sintió vibrar su celular, la llamada entrante era de Kevin.
-¿Qué tal desvelada?
-¿Por qué llamas si puedes enviar notas de voz? -le preguntó sonriente.
-No me gustan mucho, siempre termino grabando la mitad de lo que quiero que escuchen -decía divertido, mientras estaba del otro lado de la línea, hirviendo agua en un termo eléctrico.
-¿No te basta sólo con que te escriba las palabras buena suerte?
-No, no basta, necesito escucharla de tu voz.
-Buena, buena, buena...muy buena suerte.
-No es lo único que quiero escuchar, por cierto.
-Vaya, parece que amanecimos un poco exigente el día de hoy ¿Qué más quieres escuchar?
-Aún está pendiente tu visita a mi departamento.
-Claro, lo tengo presente -quedó pensando que si aceptaba a ir, todo el plan que tenía para alejarlo de ella y protegerlo se iba ir por la borda, pero dejar pasar una oportunidad como esta para verse en una cita... era muy difícil de rechazar -¿Qué te parece hoy en tu casa a las ocho pm?
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La Traceur
ActionDenise Rosner, una adolescente de dieciséis años, a escondidas de su familia y de todo su círculo de élite, es integrante del único grupo de parkour de la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica; liderado por Kevin, el apuesto instructor que le ha enseña...