Capítulo 4: En problemas

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Día sábado, el señor Rosner había bajado la guardia y su hija había vuelto a ser libre. Las cuatro con quince minutos, Denise estaba en frente de la puerta del departamento de su amiga. Abrió Allison, quien andaba peinada con una cola de caballo, vestida cómodamente con pantalones floreados y una blusa blanca y zapatillas de descanso negras.

-Quince minutos tarde -inquirió Allison.

-Tuve que esperar por el sushi- mostró la bolsa.

-Perdonada- le dijo sonriente, haciéndola pasar.

-¿Y cómo sigues de tu herida?

-Bien, pero aún me siento inútil, no puedo hacer movimientos como agacharme o estirarme.

-Pobre de ti, te compadezco -le decía sinceramente, porque por su parte estaría muerta de aburrida sin poder moverse con la libertad que acostumbraba.

Las chicas fueron a la habitación a estudiar. Era un gran cuarto espacioso y de colores neutros en sus murallas, tenía un sofá muy cómodo junto a la ventana, Denise sacó un cuaderno y un texto de su mochila, dejándolo encima de éste. La luz del sol entraba cálidamente por las ventanas haciendo el ambiente relajante y provocando un bostezo inesperado en ella.

-Te propongo que durmamos una siestecita antes de empezar a estudiar ¿te parece?

-Nada de siestecitas -le imitó sarcástica -La última vez que dormimos fue durante tres horas y estudiamos apenas una, es increíble cómo puedes ser tan mala influencia.

-Nada más de veinte minutos -le suplicó tratando de convencerla.

-No -habló cortante.

-Rayos, esta vez no me funcionó- se dijo en voz alta, abriendo el texto y buscando en algunas páginas

-¿Qué están viendo en clases?

-Este tipo malo del bigote chistoso...- añadió haciendo memoria chasqueando los dedos -Hitler y otras cosas más.

-Así que la segunda guerra mundial -se dijo pensativa -Es muy probable que te pregunten en el examen sobre las características del régimen totalitario...empezaremos por ello- se sentó en el otro extremo del sofá, tomando el cuaderno, lo hojeó y en las últimas páginas que suponía deberían estar escritas, sólo estaban los títulos de los temas con bosquejos y garabatos de letras complicadas y personajes en posición de estar saltando por los aires -Así que en esto gastas tu tiempo en clases en vez de poner atención- enarcó una ceja, mirando con curiosidad lo que había plasmado en las hojas de papel. Denise comenzó a ponerse un poco nerviosa, recordando en último momento de los dibujillos que hacía mientras el maestro hablaba. -¿Una letra K?- preguntó estrechando los ojos con escepticismo -¿A ver, Denise Rosner? ¿Quién es el chico que te desconcentra y que empieza con esta letra?- preguntó con una sonrisa astuta.

-¿Qué me desconcentra?-rió indiferente -No es nadie.

-¿Seeegura?- le interrogó con la misma sonrisa.

-Pues claro, como mi mejor amiga, deberías saber mi afición por los Káiser.

-Denise, a ti no te gusta nada lo que tenga que ver con cartas, apuestas y esas cosas que atraigan el vicio de las personas, creí que por eso odiabas que tu papá sea el dueño del casino.

-Bueno, pero, él siempre trae modelos nuevos de cartas a la casa y me las regala esperando que pueda gustarme su famoso casino, creo que lo hace sólo para fastidiarme... de hecho hasta a ti te he traído de regalo algunas barajas...resumen de la historia: termino por familiarizarme con el tema, pero eso no quiere decir que me gusten los juegos.- Respondió cabalmente con naturalidad y convicción, rogando al mismo tiempo en su mente que confiara en la respuesta que acababa de darle.

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