Los rayos de sol se colaban cálidos por los ventanales de la sala de estar que había en el segundo piso de la mansión. Unos cómodos sillones llenaban el espacio en el centro y una mesa con un par de sillas adornaba uno de los rincones junto a las ventanas. En ese lugar se encontraba sentada Denise, molesta, con los textos de la asignatura que había odiado desde siempre a su rededor. Caleb acababa de sentarse en uno de los sillones relajadamente. Ella no emitía palabra alguna, mirando al muchacho como si le lanzara rayos con los ojos, él le miró con una sonrisa, burlisto y petulante como siempre.
-¿Bien? comencemos...
-Deberías venir por un libro para saber qué es lo que me tienes que enseñar ¿No crees?
-Tú leerás lo que te están enseñando en la escuela... de los libros claramente, no creo que en tus cuadernos tengas algún apunte -extendió sus brazos en el espaldar del sofá. La chica, aún pensando que iba a ser una pérdida de tiempo, le hizo caso de mala gana.
-Lo último que vimos en clases fue... -hojeaba el libro, no recordaba el tema, así que buscó las páginas familiarizando las imágenes -la Guerra Fría -le miró por sobre el libro con seriedad y molestia.
-Entonces empieza a leer, desde el principio por favor -Caleb estaba esperando a escucharla, mientras Denise tenía cero ánimos de obedecerle, pero no quedaba de otra. Emitió un leve suspiro, de los que la ayudaban a mantener la paciencia.
-El inicio de la Guerra Fría se remonta bajo las tensiones de la posguerra que dejó el término de la Segunda Guerra Mundial...guerras, guerras y más guerras, ¿Acaso no había otra forma para solucionar los problemas? -Denise estalló en retórica, odiaba el pasado en dónde ella no tuvo nada que ver.
-Creéme, eso siempre va a ser así...prosigue y no te distraigas -le dijo el chico. La joven retomó la lectura, esta vez iba leyendo pausadamente para poder entender y evitar ser engañada por alguien quien decía ser un conocedor de historia. A pesar de que era el hermano de Allison, nadie podía superarla en ciencias sociales, ella, era la mejor que había conocido, en cambio Caleb, se notaba astuto, pero un sabio en la materia de políticas y esas cosas aburridas no lo creía para nada. Ya tenía un concepto de él; un chico guapo que seguramente tenía aire y mujeres en la cabeza. La palabra inteligencia en la descripción de su persona sería algo muy utópico.
-...en la guerra hubo dos grandes bloques, uno fue el occidental capitalista, encabezado por Estados Unidos y otro el oriental comunista liderado por la Unión Soviética, esto...
-Okey, detente ahí...-le interrumpió Caleb -te haré una pregunta, ¿Por qué se llama Guerra Fría? -Denise lo quedó pensando.
-Bueno, supongo que hacía mucho frío cuando comenzó la pelea -la chica se encogió de hombros.
-Será una larga tarde -se dijo Caleb blanqueando los ojos. Se acomodó en el sofá y miró a Denise fijamente desde allí -Se le llama Guerra Fría, porque las dos potencias mundiales que estaban encabezando la guerra, es decir, la Unión Soviética y Estados Unidos, nunca se enfrentaron directamente desde el punto de vista militar.
-Ah, eso lo explica - contestó inexpresiva, rascándose la cabeza
-Además de la tensión que dejó la posguerra, el conflicto surgió por los acuerdos de Yalta y Potsdam... guárdalo muy bien en tu cabeza, de seguro te lo preguntarán...
Por la próxima hora comenzó a explicarle cada punto que aparecía planteado en los párrafos del texto. Ella se mantenía escéptica, no trataba de asombrarse, no iba darle en el gusto pensaba ella, puesto que no quería ver más presunción en su rostro.
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La Traceur
ActionDenise Rosner, una adolescente de dieciséis años, a escondidas de su familia y de todo su círculo de élite, es integrante del único grupo de parkour de la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica; liderado por Kevin, el apuesto instructor que le ha enseña...