Regreso a casa

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Capítulo 2: Regreso a casa

Normalmente me gustan las clases de Literatura, pero esta se estaba tornando verdaderamente insoportable.

Trataba de concentrarme cuando recibo un codazo de Nicole, que estaba sentado al lado mío.

-¿Acaso estabas con Germán en el recreo? –Me preguntó en un susurro, a lo que respondí afirmativamente con la cabeza –Y... ¿Se puede saber por qué? –Volvió a preguntar con una sonrisa divertida.

-Pues quería que le muestre el colegio. –Contesté distraída, por fin estaba concentrándome.

-Aja, claro que sí... -No sé qué quería decir con eso, porque Marissol, la profesora, se dio cuenta de que hablábamos y nos miraba amenazadoramente desde su escritorio.

Al tocar la campana del recreo, noté que mi billetera no estaba en mi bolsillo. "Maldición", pensé para mis adentros. Estaba realmente hambrienta, ya que no había comido nada desde el desayuno, y no tenía mi dinero. Busqué por todo el salón y en mi bolso, pero nada. Decidí ir donde había dejado a Germán, quizá se me cayó al salir corriendo. Si no estaba allí, le preguntaría si la vio en algún lugar.

-Nicole, acompáñame a buscar mi billetera.

Buscamos por todos los lugares donde lo había llevado, aunque si se había caído era prácticamente imposible que esté, ya que había muchísimos alumnos en todas partes, y no tenía una identificación, sólo dinero. En eso, cerca de un pino, veo a Germán, que se acercaba corriendo hacia mí.

-Sarah –Me gritó. –Olvidaste esto. –Dijo tendiéndome mi preciada billetera. Sonreí agradecida.

-Y... ¿Qué tal el colegio? -¿momento incómodo, donde?

-Pues es... muy bonito –Respondió él.

Finalmente, y para mi suerte, simplemente sonrió y se fue.

***

Cuando sonó la campana de fin de clases, Nicole y yo fuimos las primeras en salir corriendo. Nos despedimos y cada una se fue para su casa, aunque yo iba con Daniel, ya que vive apenas a dos cuadras de la mía.

En eso siento que alguien me seguía, me doy vuelta y veo a Germán.

-Me asustaste,idio... –Dije sin pensar. –Oh Dios, lo siento. –Me apresuré a contestar cuando caí en que casi insulté a mi profesor.

Él simplemente le restó importancia con un gesto con la mano, y se disculpó.

-Puedo llevarlos a casa como compensación, ¿Qué les parece? –Preguntó.

-Oh no, está bien, no es un camino tan largo, y no queremos molestar, ¿Verdad? –Dije mirando a Daniel, que me había pateado disimuladamente, ya que se venía quejando de que no le gustaba caminar.

-No serán molestia, ni mucho menos. ¿Viven muy lejos de aquí?

Cuando vimos que no se iría sin nosotros, le dije mi dirección. Daniel estaría solo en casa, por lo que se me ocurrió que podría venir a la mía.

-No es muy lejos de donde vivo, a decir verdad. –Dijo Germán cuando estaba poniendo en marcha un bonito deportivo negro, que si bien no era el más lujoso, era el más bonito al que haya subido. –Yo vivo en el edificio que está a una cuadra. –Oh, eso era cerca. Quizá si tomo la suficiente confianza con él pueda caminar cerca suyo cuando salgamos del colegio para que me lleve y no caminar... Sí, así de aprovechada puedo ser.

-¿Los alcanzo mañana? –Preguntó mi profesor cuando llegamos.

-No, está bien, supongo que me llevará mi padre. Gracias igual –Sonreímos y Daniel y yo bajamos.

A la mañana siguiente, cuando reaccioné después de que mi despertador sonara, observé por mi ventana cómo llovía torrencialmente. Fui a ducharme, y como supuse que haría más frio de lo normal, opté por ponerme una simple camiseta blanca, un suéter negro con un gatito en la parte delantera, jeans y botas negras que no llegaban a la rodilla. Tomé mi bolso, mi teléfono, y bajé a desayunar. Me hice mi café y mis waffles, y me disponía a sentarme en la barra de la cocina cuando veo una nota con mi nombre. Para no agobiar con la cantidad de disculpas, decía que mis padres tuvieron que salir a primera hora, y que debía irme sola al colegio. Maldición, afuera había un diluvio de los mil demonios, y yo debería mojarme toda. Usualmente no me molesta la lluvia, en realidad, me encanta. Pero es diferente si después debes pasarte todo el día con la ropa mojada en un ambiente extremadamente aburrido. Como no me quedó otra opción, apresuré mi desayuno, ya que contaba con que me llevarían y no me preocupaba el tiempo. Pensé en llamar a Daniel y pedirle que venga por mí, ya que de seguro su madre lo llevaría, pero era demasiado tarde, y como era uno de los más responsables de la clase, de seguro ya estaba allí. Resignada, tomé un paraguas, mi bolso, metí dentro mi preciado Samsung S2 y salí. No había hecho ni dos cuadras cuando un auto me tocó bocina. Pensando que de seguro era un viejo-necesitado-de-atenciones-que-tocan-bocina-a-adolescentes, lo ignoré, pero me di vuelta al escuchar nuevamente el ruido. Era Germán, mi profesor.

-Pensé que te llevaría tu papá- me dijo, cuando acepté ir con él a la escuela.

-Debió salir y no me avisó.

-¿Y pensabas mojarte?- me preguntó.

Me encogí de hombros -No me quedaba otra.

El resto el viaje transcurrió en silencio.

-Germán... ¿Puedo preguntarte algo?- Hablé tímidamente.

-Sí, ¿qué pasa?

-No malinterpretes la pregunta, pero ¿Tienes novia? –Era una pregunta que siempre sacan temas de conversación, y créanme que prefiero hablar de su vida sentimental a quedarme en silencio completamente incómoda.

Germán vaciló unos instantes antes de responder –Es complicado... -Reí bajito. Iba a decir algo, pero él continuó hablando. –Es que ella es mi amiga, y nos vimos un par de veces, pero lo malinterpretó todo. Además es súper celosa, por lo que suele enojarse seguido. –No pude evitar reír.

Luego de un momento en silencio, me di cuenta lo inapropiado que había sido mi comentario. Él parecía no haberse molestado, pero demonios, era mi profesor, y andaba preguntándole acerca de su vida sentimental, como si de un amigo se tratase. Es cierto que hablé más con él en apenas un día que con otros profesores en años, pero eso no me daba ningún tipo de derecho a meterme en su vida.

-Ger... Profesor –Me disculpé. –Lamento si fui inoportuna con mi pregunta. Sé que no es mi asunto meterme en su vida privada...

-Hey, no hay problema. Una pregunta simple de mi vida sentimental es lo que habría querido ayer de tus compañeros de clase cuando me atiborraron con unas un tanto más acosadoras –Dijo él riendo. Genial, no se molestó.

Sonó la campana y los alumnos empezaron a entrar al salón. A pesar de todo, la clase transcurrió en paz.

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Ésta Sarah es toda una loquilla con sus preguntas. No olvides comentar, darle click a la estrellita y seguirme si te gustaría estar al tanto de las novedades de mis historias, así como mis mensajes =D

Les dejo una foto sexy del nuevo Germán, que ahora es mucho más joven... Y más lindo♥

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