Un pequeño incidente

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Capítulo 19: Un pequeño incidente


-Realmente quiero ayudarte- insitía Germán. Ya estábamos volviendo de nuestra salida, y durante toda la noche no había dejado de molestar con el tema.

-Que no, Ger.- le dije por enésima vez- Apenas si puedo asimilarlo yo, que me incluye, no quiero meterte.

-Sé que podré... –Respondió, interrumpiéndose a él mismo.

-¿Qué cosa? –Pregunté extrañada por su abrupto silencio.

-Nada, déjalo.

-No, ahora me lo dices.

-Quizás en otro momento.- Noté la incomodidad en su voz.

-Como quieras. –Dije como caprichosa.

-No- interrumpió- Te lo diré, me hará bien, es necesario que lo sepas, pero no ahora.

Luego de unos minutos de incómodo silencio, la conversación volvió a fluir, pero esta vez, yéndose por otros caminos, muy distintos al tema de Germán. Estábamos discutiendo acerca de un libro, que yo decía que era genial, pero él que era pésimo, cuando llegamos a mi casa.

Le pregunté, luego de cerciorarme de que mis padres no estén, si quería entrar a tomar algo, a lo que respondió afirmativamente. Entramos y vimos a John en el sofá, al parecer haciendo videollamada con una chica. Lo dejamos solo y fuimos a la cocina a prepararnos unos batidos, luego subimos a mi cuarto. Nos sentamos en mi cama y continuamos discutiendo acerca del libro, y de otras cosas.

***

-Germán!!- dije, alterada. Recién abro los ojos y me encuentro con que son las cinco de la madrugada. Mierda nos quedamos dormidos, los dos en mi casa, y seguro mis padres ya volvieron. -Mierda, Germán, despierta.

-Mmhmm

-Despierta, rápido.

-¿Qué sucede?

-Nos quedamos dormidos en mi casa.

Fui a mi ventana y comprobé que, en efecto, el auto de mi padre y el de mi madre se encontraban estacionados, encima él no podría salir porque había seguridad ahora que los adultos estaban nuevamente en casa.

Cuando nos calmamos, quedamos en que dormiría en casa hasta las seis y media, nos levantaríamos los dos, y me llevaría al colegio. Yo siempre me levantaba sola y nadie abría un ojo ni siquiera cuando salí de casa. John no escuchaba, y ni a mi mamá ni a mi papá les importa. *Claro, no son tus padres* habló mi mente.

En fin, nos acostamos nuevamente. A las seis y media, comenzó a sonar "Crying".

-Apaga eso...- murmuró Germán a mi lado

-No, levántate.

-Cinco minutos más.- reí ante esto. Tenía 27 años, pero algunos comportamientos eran de chicos de mi edad. Como no había forma de despertarlo, opté por un método nuevo. Una vez lo vi en una película y bastantes veces lo leí en algunas novelas.

Comencé a besar su mejilla, bajando hasta llegar a su cuello. Inmediatamente abrió los ojos. Maldito.

-Despiértame siempre así, por favor.

-Levántate que llegamos tarde... –Dije, y me fui a duchar.

Al salir del baño, noté que no estaba. Tomé una camisa negra, un jean, mis vans negras y me vestí. Luego fui a peinarme y, de paso, me puse delineador negro, máscara de pestañas y un suave brillo en los labios.

Al bajar, me encontré, primero, con mi tío durmiendo en el sofá. Genial, él también se quedó dormido, quizás si no se hubiera dormido, podría habernos llamado. Luego, al ir a la cocina, encontré a Germán haciéndome el desayuno. Esta vez tuvo en cuenta su propio consejo de comer bien, y sólo me hizo un café con waffles y tostadas, mientras que él tenía el doble de comida. Desayunamos y luego él entró a darse una ducha. Al salir me pidió que, antes de ir al colegio, pasemos por su departamento así se ponía ropa limpia.

Luego de subir al auto, pudimos respirar tranquilos. Mis padres no se enteraron de nada. Al llegar, entramos rápidamente. Él fue para su habitación y yo, como siempre, me quedé contemplando los maravillosos cuadros y retratos que él pintaba. El mío sobresalía de los demás, ya que lo había puesto en un hueco con lucecitas que lo iluminaban. Había quedado precioso.

-¿Vamos?-Me preguntó. Me tomó desprevenida. Tenía puesta una camisa roja y blanca a cuadros, un jean roto en las rodillas y las converse negras, como las mías. Oh, ¿por qué no encontré mis converse? Deben estar tiradas por el desorden de mi habitación, tardaré en saber dónde están. –Tienes atracción especial por mis cuadros, ¿no?

-Algo así, es que son geniales.

Germán rió -Bueno, gracias. Ahora vámonos.

Corrimos hacia el auto y al fin nos fuimos al colegio.

***

-Bueno, chicos, el examen es sencillo para el que haya estudiado. Al igual que con los otros, no hay recuperatorio y todo lo que tomo está explicado, ejercitado, y aclarado, por lo que no hay excusas.- Dijo Germán entregándole las pruebas a los alumnos. Al llegar a mi mesa me entregó, junto con la copia, una pequeña nota. Inmediatamente la guardé en mi bolsillo y comencé con el examen. Me parecía sencillo, dado que había estudiado todo con Germán, e inmediatamente lo amé dado que los ejercicios eran muy parecidos a los que me había dado de práctica. Fui una de las primeras en entregar y cuando lo hice pedí permiso para ir al baño, así podría leer la nota.

''Ven en el recreo al salón de música'' decía.

Puede que sea un problema, y muy peligroso esto de escondernos en el colegio, pero cada vez se hace más excitante el hecho de poder ser descubiertos.

Cuando sonó el timbre todos guardaron sus cosas a la velocidad de la luz, salvo yo. Fui la última en salir, y me fui al salón de Música guiñándole rápidamente el ojo a Germán.

Estuve unos minutos en el aula y lo vi entrar.

-¿Cómo te fue en mi examen?

-Excelente, recién controlé las respuestas y están todas correctas.

-Te felicito, nena- me respondió sonriente. -¿Tienes examen en los próximos días?

-Sí- contesté.- Mañana y el viernes. Antes de que preguntes, he estudiado mucho.

-¿De qué materias?

-Física, Matemática, Arte, Química y Biología

Al escuchar, se propuso a ayudarme con Arte. Por supuesto que acepté, no sólo me convenía a mi porque no entendía demasiado, sino que quería pasar más tiempo con él.

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Voten y comenten si quieren que Germán y Sarah sigan estando a escondidas en su casa :)


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