Viajar por la verdad

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Capítulo 32: Viajar por la verdad


Genial, ¡es mi primer día del receso! Pero lamentablemente debo levantarme temprano de todas formas. Resulta que anoche Germán se puso en contacto con el primo que trabajó con mi padre, y le preguntó si le parecía que nos veamos todos hoy temprano. Realmente estaba, y aún estoy, muy ansiosa por lo que no me molestó en absoluto... Claro que no es lo mismo decirlo que hacerlo, y realmente estoy arrepentida ya que tengo sueño. Pero no importa. Me levanté de mi cama y fui a darme una ducha. Según lo que me dijo Germán, debía llevar algo cómodo ya que a su loco primo se le ocurrió vivir cerca de la montaña, y hay que subir bastante para llegar.

Cuando salí del baño, fui a mi armario y me senté en frente observando mi ropa... ¿Qué debo usar? Finalmente me decidí por unos jeans, una camiseta de tirantes negra con el símbolo de la paz en blanco, y unas zapatillas del mismo color que la camiseta, a éstas las usaba para correr y hacer deportes, por lo que sabía que serían geniales en esta situación. También tomé una campera por si llegaba a refrescar. Mi cabello lo recogí en una cola alta y no me maquillé. Cuando estuve lista, bajé y escribí una nota dirigida a la primer persona que la viera, diciendo que estaba en casa de Matthew. Se preguntarán por qué Matthew y no Daniel o Nicole. Muy simple, no hay forma de que se contacten con él para saber si es mentira o no. De todas formas lo llamé cuando fue un horario apropiado para avisarle que mentí, y que si por alguna extraña razón tenía noticias de mis padres, que les diga que sí estaba allí.

Cuando la nota estuvo bonita y prolijamente –mentira- en la mesa, salí a casa de Germán. No desayuné porque anoche me dijo que él quería hacerlo conmigo.

-Hola- lo saludé sonriente cuando lo vi esperarme en su departamento.

-Hola nena.- él, en cambio me saludó con un tierno beso.

Entré a su departamento, estaba extremadamente ordenado... Anoche yo lo ayudé a limpiar porque era un total desastre, y al parecer se había conservado bien.

-Lo siento, no preparé nada... Acabo de despertar.- Sonreí. Era cierto, aún estaba con su piyama.

-Ve a cambiarte, yo prepararé el desayuno.

-De acuerdo- dijo, y desapareció por la puerta de su cuarto.

Amo la cocina de Germán, porque es espaciosa y moderna, además siempre tiene cosas extravagantes y deliciosas para cocinar. Tanto a él como a mí nos agrada la cocina, entonces ambos compartimos el gusto por tener siempre el refrigerador lleno y con cosas raras.

Primero preparé el café, y mientras se hacía, comencé a pensar qué hacer de comer. Opté por prepararme mis típicos waffles, pero a Germán le encanta comer mucho, por lo que también hice dos huevos revueltos y algunas tostadas. No entiendo cómo le entra toda esa comida en el estómago... Es que es demasiado delgado y come como una bestia. Cuando la comida estuvo lista, él ya estaba sentado. Recién había salido de la ducha y tenía puesto un jean azul oscuro, una camisa negra tipo escocesa, con las líneas que formaban los cuadros grises, unas zapatillas negras, también, y una chaqueta de cuero del mismo color. Se veía increíblemente guapo así vestido.

-Oh Dios, eres una completa genio.- me dijo cuando le tendí la bandeja llena de comida.

-Lo sé- respondí riendo.

Tuvimos un desayuno genial. Reímos, conversamos... Amaba desayunar con él. Normalmente yo lo hago sola, y si bien a veces es justo lo que necesito, también puede ser muy aburrido. Pero bueno, Adolfo y Clara se despiertan después de las nueve siempre, y John sale más temprano que yo para su trabajo, por lo que rara vez comía con compañía.

Forbidden (2022 - SIN EDITAR) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora