Cenando con Hanz Friddman

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Capítulo 27: Cenando con Hanz Friddman


Por supuesto que no podía ir por la vida y decirle a Adolfo "Hey, padre, mi profesor, que es mi ex novio, vendrá a cenar porque hoy salí con él y le dije que conocí a Hanz", debía ingeniármelas para que él no sospeche que estuve con él hoy, y que también tuvimos una relación que, al parecer, volvería a comenzar. Pensé en qué decirle y luego bajé.

Aún Hanz no había llegado. Mi madre se había cambiado y tenía puesto un vestido que le llegaba un poquito más arriba de las rodillas color naranja pastel. Era strapples y bastante ajustado. Clara tenía un muy buen cuerpo, a pesar de su edad y siempre lo lucía con cosas ajustadas. El vestido siempre me gustó porque te hacía ver elegante pero no tanto. Era ideal para una ocasión como las cenas de papá, que nos hace vestir "bien". Por su parte, Adolfo tenía un traje negro clásico, y no usaba corbata, raro en él. Tomé aire y me acerqué.

-Adolfo, no sé si recuerdas a Germán, mi profesor de Filosofía- me contestó con un gruñido. Recuerdo que una de las mañanas en que me iba a buscar, lo vio y se lo presenté. -Él hace un tiempo nos habló acerca de Hanz Friddman, ya que lo admira mucho y quería saber si no te molesta que lo invite, ya que es fanático y eso.- Sí, no sonaba muy convincente pero es lo único que se me vino a la cabeza. Nunca fui muy creativa para estas cosas.

-Sólo dile que se apure y venga bien vestido, tampoco se quedará por mucho rato, no me cae demasiado bien- respondió seco y con frialdad. Asentí con la cabeza y me fui a mi cuarto.

"Quieres venir a cenar con Hanz?" le mandé en un WhatsApp. No respondió, me llamó por celular.

-¿Qué dices? Sarah no juegues con eso.

-Es en serio, papá los invitó a él y su familia. Vi lo entusiasmado que estabas con él hoy y pensé que lo disfrutarías. Lamento que no pueda venir tu padre, pero con suerte Adolfo me dejó invitarte, además sería raro.

-Oh, Sarah, muchas gracias. Por supuesto que iré.

-Genial, mi padre dice que debes vestir bien, ya viste cómo estoy yo, así que te das una idea. Usa traje y se puntual, comeremos a las 21:30.

-¿Quieres que lleve algo?

-No hace falta- respondí amablemente.

-Creo que quedaré como un maleducado, mejor llevo un vino.

-¿Qué tienen los hombres que siempre llevan vinos a las cenas?

-Queda formal y elegante, además que queda... No lo sé, sólo llevaré eso.

Corté la llamada y bajé, ya vendría Hanz y según Adolfo siempre debo dar una buena impresión, por lo que debo estar en la sala, vestida elegantemente y esas idioteces de mi padre.

Estaba hablando por WhatsApp con Nicole, Avelina, Amelie y Maddie en un grupo que teníamos cuando sonó el timbre, supuse que era Hanz así que me paré, pero falsa alarma, era John con Brianna. Últimamente la chica era más simpática conmigo. No me cae bien, ya que es bastante hueca y creída, pero no parece mala persona además John al parecer está muy enamorado de ella. Brianna tenía puesto un vestido rojo corto con algunas tablas en la parte de su falda, y que en el cuello tenía una especie de peluche negro. Tenía también unos zapatos de taco aguja color rojo que eran realmente hermosos. John, por su parte, usó una camisa negra, un jean oscuro y un saco marrón oscuro de traje con zapatos unos tonos más claros, estaba muy bien vestido, aunque sin ser exageradamente elegante.

Al ver que no eran las visitas, volví a poner mi atención en los mensajes que nos escribíamos con mis amigas. Les comenté cómo se visitó John (ya que Avelina y Maddie estan locamente enamoradas de él) y les envié una fotografía que le tomé sin que se diera cuenta, casi mueren de un infarto o no sé. En eso volví a escuchar el timbre, pero esta vez abrí yo. Era Germán y OH DIOS MÍO ¡estaba precioso! Usaba una camisa que no podía saber si era blanca o de un rosa extremadamente claro, pantalón de vestir blanco y zapatos beige. Cuando salí del shock, me despedí de las chicas.

Él llevó un vino a la cocina, que se lo dio a Adolfo, y luego vino conmigo a ver televisión. Luego de un rato, el insistente timbre volvió a sonar. Ésta vez no podía ser alguien más que Hanz. La puerta la abrió mi padre. En efecto, era el militar. Estaba usando un traje común y corriente al igual que mi padre, su esposa tenía un vestido dorado un poco más arriba de las rodillas, con la parte de arriba un poco suelta, unas sandalias con taco aguja del mismo color y unas grandes pulseras también doradas. Realmente me parecía mucho para una simple cena. Iba a darme la vuelta cuando ví que entraba alguien más. Era un chico más o menos de mi edad y debo admitir que era muy guapo. Tenía el cabello castaño, no era demasiado alto y no pude ver sus ojos ya que estaba en el sofá aún, lo tenía lejos como para observar ese detalle. Usaba una camisa simple, unos jeans azules que, al igual que los de Germán, parecían tener un alto costo, y zapatos de traje negros, de lejos no los vi bien pero parecían muy brillosos.

Pamela, la chica que mis padres llamaban para este tipo de ocasiones para que se encargue de servir la cena y ordenar un poco la casa luego de la comida, nos dijo que podíamos pasar al comedor. Germán quiso sentarse a mi lado y, como estaba en el medio, el hijo de Hanz se sentó de mi otro lado, bajo una mirada asesina de Germán, la cual me causo mucha gracia.

El chico se llamaba Jonathan y era por demás interesante, no sólo físicamente, ya que era muy atractivo, sino que lo era a nivel de gustos y eso. Compartíamos muchas cosas, como gustos en las series, música, películas y el helado... Los celos de Germán se notaban a kilómetros de distancia. Yo no pretendía nada extraño con Jonathan, por más lindo que fuese, así que no hablaría ahora con él. Tendría que hacerlo en susurros y sería por demás sospechoso.

Hablamo hasta que terminamos el salmón, luego fue al baño. Volví mi vista a Germán, oh demonios sí que se lo notaba furioso.

-Germán...- Le llamé la atención

-¿Qué?- contestó secamente. Nunca lo vi tan enojado...

-Lamento si...

-Déjalo- me interrumpió- Luego lo conversaremos.

-De acuerdo- dije. -¿te gustó el salmón?

-Sí, estaba muy rico.- poco a poco su enojo y molestia iba disminuyendo.

-Yo hice el puré...- sonreí

-Está delicioso. Gracias por invitarme, la estoy pasando muy bien, por más que ese niño esté aquí.

Rodé los ojos y continué cenando. Luego de la comida, Pamela sirvió el postre, que consistía en frutillas con crema, mi perdición. Bueno, no la crema, aunque suene extraño no la amo como todos, pero sí las frutillas. Esta vez no hablé con los hombres que tenía a mis costados, sino con Hanz.

-¿Así que eres militar?

-Así es... ¿Sarah verdad?- asentí con la cabeza- Sí lo soy.

-¿Desde cuándo lo eres?- ok, les soy sincera moría de curiosidad por hacerle miles de preguntas a este tipo. Tengo esta sensación desde que Germán me dijo que era uno de los mejores.

-Desde muy joven. Estudié en la escuela militar, en la cual tenía notas sobresalientes. Mi primer combate fue cuando tenía 15 años, en la Guerra Civil que hubo en este país.- Guau, con apenas mi edad él ya había combatido defendiendo nuestra patria.

Seguí preguntándole cosas sin importancia hasta que Germán me pidió que vayamos a mi habitación, ya que quería conversar conmigo. Me levanté educadamente y fui con el bajo la estricta mirada de mi tío John... No quiero ni imaginar lo que piensa.

-¿Qué sucede?- le pregunté tranquila cerrando la puerta, aunque estaba segura de lo que me diría.

-¿POR QUÉ BUSCAS PONERME CELOSO, SARAH?- Oh... ¿Él pensaba que lo hacía a propósito?

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Voten y comenten♥

En la foto, los atuendos de Brianna, la esposa de Hanz y de Germán.

Forbidden (2022 - SIN EDITAR) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora