Una bonita salida

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Capítulo 14: Una bonita salida


Era viernes, estaba llegando tarde y las bocinas de Germán me estaban poniendo de mal humor. Tomé un jean, una camisa negra y mis zapatillas, y corrí al auto.

-Voy a romperte la bocina si sigues así. –Le dije después de saludarlo.

-¿Comprarás hoy tu uniforme? –Preguntó evadiendo mi comentario.

Cierto, lo había olvidado completamente. Raquel se hartó de que algunas niñas fueran con faldas que con suerte tapaban lo necesario, así que nos dio una fecha límite, luego todos debíamos ir con uniforme.

-Supongo. No me queda otra alternativa, la siguiente semana ya es obligatorio. –Contesté.

-Puedo acompañarte, si quieres.

-Sería problemático, seguro hay varios alumnos allí.

-Puedo llevarte, entonces.

-Sólo voy a comprar un uniforme. Si quieres te veo el sábado y hago un desfile sólo para ti. –Dije en chiste.

El resto del viaje transcurrió en silencio.

Los viernes no tengo clases con él, así que cuando llegamos al edificio nos despedimos con un simple saludo, y yo me dirigí al grupo "nuevo" de Nicole. Saludé tímidamente a las otras chicas.

Ellas hablaban animadamente acerca de la fiesta, y yo me aburrí a los cinco minutos. Doy vuelta mi cabeza para buscar a Daniel y el muy maldito se reía con Javier de mi cara. Suponiendo, acertadamente, que las chicas no notarían mi ausencia, me dirigí con los chicos hasta que sonó la campana.

***

Nicole había estado todo el día pidiéndome de ir a comprar algún vestido para la fiesta de Amelie, por lo que a la salida del colegio tuve que acompañarla.

Después de recorrer algunas tiendas Nicole había comprado un vestido negro muy sencillo para ser ella, pero que le quedaba fenomenal, ya que lo compró junto a un fino cinturón del mismo color. Yo, extrañamente, me decidí por uno un tanto ostentoso. Era un color extraño, entre un marrón muy clarito y un amarillo apagado y suave. Encima tenía una especie de encaje negro, y dos cintas también negras en mi cintura. Lo iba a usar con unos zapatos negros con taco aguja que tengo tirados en mi armario desde hace tiempo.

Luego de las compras, regresamos a casa, aunque no había nadie así que en cuanto mi amiga se fue yo me dirigí hacia el departamento de Germán.

-Muero por verte dentro de ese vestido –Me dijo cuando le enseñé una fotografía que Nicole me había tomado.

-No lo harás. Sólo pienso usarlo el sábado...- Respondí

-Oh, entonces me veré obligado a aparecerme por allí, de sorpresa, e incluso puedo ir a la fiesta, y deberás soportar los coqueteos descarados de tus compañeras psicóticas

Hice como si no le diera importancia y encendí el televisor, sin embargo me propuso ir a dar un paseo, lo que se me hizo mucho más atractivo.

Él tenía que hacer un trámite un tanto alejados del sitio donde vivía, así que cuando pudimos caminar tranquilos ni siquiera sabía en dónde estaba. Germán fue por unos refrescos y yo aproveché para encender un cigarro. En cuanto regresó me miró con molestia, aunque ya se había resignado. Me entregó un jugo de uva y continuamos con nuestro paseo.

-¿Por qué lo haces? –Me preguntó de la nada, refiriéndose a mi cigarrillo.

-No lo sé, me gusta.

-Pero no sabes que el cigarrillo te provoca...

-Sí, sí lo sé. Y para tu información ya no lo hago con frecuencia. –Lo interrumpí molesta.

No contestó pero sé que quería decirme varias cosas más. Sin embargo era un bonito momento y no quería echarlo a perder.

Comenzó a hacerse tarde, a lo que me propuso ir a cenar por ahí. Como Adolfo y Clara estarían hasta mañana en no sé dónde ocupados con negocios que no quiero imaginar, acepté gustosa.

Por supuesto que la expresión "ir a cenar por ahí" era muy diferente para él que para mí. Yo esperaba ir a comprar hamburguesas y comerlas al aire libre, pero él pensó en el restaurante más lujoso que encontró.

-¿Esto es ir a comer por ahí? –Pregunté divertida.

-Bueno, es una versión mejorada de ir a comer por ahí. Solía venir con algunos amigos, es genial.

Si bien por fuera parecía un exceso, por dentro era diferente. Era un ambiente oscuro, con luces tenues colgantes, y en lugar de sillas comunes había unos cómodos sillones que, al igual que las mesas, eran negras. La vista era maravillosa, dado que Germán me llevó a un cuarto piso, y de allí se observaba la cantidad de edificios que había en los alrededores. Además, de fondo había jazz, lo que convertía al lugar en una mezcla de elegancia con climas bohemios que no tenían mucho que ver en ésta ciudad. Era todo espectacular.

-Es bonito poder salir con libertad. –Le dije cuando nos subimos al auto, para regresar a casa.

-Sí, supongo. Tal vez debemos venir a vivir aquí, ¿no? –Contestó con humor.

Una vez en casa corrí a mi habitación a dormir. Si bien la había pasado fenomenal, estaba notoriamente cansada, y lo único que deseaba desde hacía un tiempo era mi hermosa cama.

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Aprovecho este pequeño espacio para declarar mi amor eterno a Germán. Sólo eso, no olviden comentar y votar si también lo aman♥

En la foto el restaurant hermoso al que fueron. Sí, esos que nunca voy a pisar en mi vida pero ellos pueden porque los hice increíblemente ricos -.-

Forbidden (2022 - SIN EDITAR) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora