Lo que una chica hace por aburrimiento

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Capítulo 29: Lo que una chica hace por aburrimiento


Finalmente sí, me castigó y no puedo salir por una semana. Además de una cachetada que, comparado con otras cosas no fue tanto, lo que sí es que me dejó una linda marca, y nótese el sarcasmo, de sus cinco dedos en mi cara. Fuck.

Al día siguiente me levanté más temprano de lo normal. No pregunten el motivo, simplemente me desperté antes. Aprovechando que tenía bastante tiempo decidí darme un relajante baño. Luego fui por mi uniforme y mis amadas Converse. Alisé mi cabello y lo dejé suelto, luego me maquillé un poco y bajé a la cocina. Preparé waffles con café, mi desayuno preferido. Estaba comiendo tranquilamente cuando mi celular anunció un nuevo mensaje. Era de Germán preguntando si me llevaba él o iba a ir caminando. Le respondí que, si no le molestaba, caminaría. Realmente debo pensar en qué hacer con él. Estaba en eso cuando se me ocurrió una brillante, bueno no tanto, idea. Antes de salir corrí a mi habitación. Me subí un poco la pollera hasta que quedó bastante arriba de mis rodillas, me perfumé y me puse un poco más de maquillaje, tomé mis lentes de sol y ahora sí salí al colegio. Al llegar al patio, mis amigos notaron el cambio. Estaban todos juntos, los chicos con las chicas, y todos me dijeron lo linda que me veía así. Me limité a sonreír y luego conversé con ellos hasta que sonó la campana. Tiempo después entramos cada uno a su salón. Para poner mi plan en marcha no era un buen día, ya que no tendría clases con Germán hasta la semana siguiente, pero no importaba. Ahora tengo Física.

-¿Profesor, puedo ir al baño?- pregunté cuando no aguanté más nada, ni la clase ni mi ansiedad para poner en marcha mi gran idea.

Cuando obtuve el permiso, salí al patio. Me quedaría un rato allí ya que, obviamente, no tenía ganas de ir al baño, sólo era una excusa.

Pasé por el salón de Germán (ya que de tanto ir a hablar, terminé sabiendo en dónde estaba) y miré en su dirección. Estaba apoyado en la esquina de la pared, al parecer bastante aburrido, miró en mi dirección e inmediatamente le guiñé un ojo y seguí mi camino hacia ¿El kiosco quizá? Sí, supongamos eso. Compré algunos chicles de menta y volví a mi clase, sin no se haría sospechoso. Cuando pasé nuevamente por su salón, sólo le sonreí.

La clase no pasaba más... REALMENTE ERA UN PROFESOR DEEENSO COMO EL PLOMO. Já! Ya te insulto con propiedad, Zack! Por lo que decidí inventar una excusa mucho mejor, además así aprovecharía el tiempo, ya que luego de estas horas Germán se iría, y no volvería hasta el día siguiente.

-Profesor, ya terminé mis actividades, pero necesitaría ir a hacerle una pregunta al profesor Hetter para el examen de Filosofía del lunes.- eso era verdad, el lunes tomaría examen y realmente había algo que no entendía pero pensaba preguntárselo en otro momento, quizá a la salida, pero la situación era perfecta. Como pensé me dejó salir, además el truco de decir que tienes tus actividades hechas siempre funciona.

Golpeé la puerta y entré cuando Germán lo indicó.

-Lo siento profesor, pero quería hacerle una pregunta del examen- le dije coquetamente con mis brazos detrás de la espalda.

-Eh... por supuesto, Sarah. Los chicos están con trabajo así que tengo tiempo.

-No entiendo el último tema que nos dio. Me esforcé en comprender pero es más fuerte que yo- mentira, recién hoy me acordé del famoso examen.

-Oh, ven que te lo explico.- respondió acercándome una silla para que me siente. Él hizo lo mismo y comenzó con su explicación. Luego me dio una sencilla pregunta pero que, extrañamente abarcaba el tema, aunque tampoco era tan largo. Mientras lo hacía sentía su mirada clavada en cada rincón de mi cuerpo. Cuando le entregué la hoja para que corrija, lo hizo y me la tendió. En ella estaba escrito "Qué bonita estás" Genial, mi plan funcionaba. Tomé mis cosas, le guiñé un ojo disimuladamente y salí de allí rápido.

Forbidden (2022 - SIN EDITAR) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora