BAD BITCH #2

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Empecemos!

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Tracy

Miro a mi alrededor y compruebo que realmente estoy donde creo estar.

Tomo las suaves sábanas de la cama y sentada como estoy, me cubro hasta llevarme la tela sedosa a mi nariz. El olor a menta y tabaco me confirma que es el mejor paraíso donde podría alguna vez haber llegado.

Entonces cierro mis ojos en intento de evocar recuerdos que aparecen fragmentados en mi memoria.

En algún momento tuve una pesadilla pero en otro, fue más bien un lindo sueño en que era arrebatada de mi cárcel compartida para ser traída a este lugar.

Creo que en algún momento me desperté pero estaba tan cómoda que decidí seguir sumida en las profundidades de mi inconsciencia. O bien, fue un sueño dentro de otro sueño, esto no es lo que me preocupa sino qué rayos hago acá...sola.

Miro a todas partes hasta distinguir un poco de luz desde los bordes de una puerta esquinada contrapuesta al armario.

¿Un baño propio? O sea que Theo no sólo tiene una habitación que no es compartida sino ¿con baño privado?

El corazón me sube a la garganta y me cubro parte del rostro con la sábana (disfrutando del olor, llenándome los pulmones con cada respiración) en el instante que la perilla se la puerta se gira y la luz se amplía.

Entonces lo que antes temía se aparece frente a mis ojos como un cosquilleo que me subo desde la entrepierna y explota en mi pecho.

Theo aparece en bóxers, llevando puesta una musculosa blanca adherida al torso. Se ven sus pectorales trabajados a la perfección, el lobo en su tatuaje me observa, el triángulo se marca en las venas de su brazo con gran imposición y entonces, descubro que lleva también un tatuaje nuevo en la pierna derecha: se trata de ramas de árboles que hacen un entramado con espinas puntiagudas lo cual, no es necesario observarlo completo para darme cuenta que en verdad se trata de una continuación del rosal que lleva en el abdomen y el árbol en su espalda conectados por la cadera.

¡Santo Cielo! Necesito una cubeta de agua fría. El calor que me sube es invasivo e impregna de rojo cada centímetro de mi piel.

Apenas Theodore se percata de que estoy despierta, me observa con sus ojos grises y quedo cautivada en ellos. Por momentos intento correr la mirada a las partes donde los tatuajes se transparentan por encima de su ropa interior, no obstante esto resulta peor ya que...de pronto se empieza a marcar una erección bajo sus calzoncillos blancos cuales le llegan apenas a cubrirle los muslos. 

-Hola-me dice.

No contesto.

Sólo lo miro.

Y lo miro.

Y lo miro.

Y, ay mierda, ¡está creciendo!

Suerte que es de esos calzoncillos que no tienen abertura al medio sino esto implicaría una enorme preocupación para mi pobre corazón que bombea sangre como el motor de un camión superando los ciento cincuenta kilómetros por hora.

-¿Cómo estás?-me pregunta.

Acto seguido apaga la luz del baño y la cortina abierta de la ventana deja entrar sólo la luz de la luna que se acopla en su piel tostada, en sus tatuajes, en sus abdominales que se marcan perfectamente bajo la injusta tela de la ropa que lleva puesta.