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Tracy

Martes 4 de Octubre

Luego de la noche estresante que tuvimos, despierto agotada en la cama de Theo.

Para entonces descubro que Carl duerme en la cama contigua y agradezco al Cielo que Theo lo encontró antes de que pueda ir demasiado lejos.

Miro a mi lado y distingo que el Bad Boy ya no está.

Aunque el ruido del agua de la ducha me espabila desde el baño y observo por debajo de la sábana que me cubre. Estoy vestida.

Una verdadera suerte.

No quisiera haber hecho una escena con Theo en su cama justo con Carl durmiendo a nuestro lado.

Mi amigo yace durmiendo de costado, con la cara en mi dirección y sus labios llenos abiertos dejando entrever sus dientes a medio separar cuales en cierto modo me recuerdan a los de Jacob, aunque este último los tiene mucho más separados.

Acto seguido me llama la atención escuchar que Theo cierra el grifo de la ducha y el agua se detiene.

Tomo la almohada y se la arrojo a mi amigo.

-Psssst-le llamo.

La misma cae al suelo y sirve para espabilarlo un poco.

Theo está a punto de salir de la ducha y no es alguien que precisamente conozca el pudor. No obstante, le gusta exhibirse y mofarse de sus músculos, algo que no estoy segura de que sea agradable para Carl teniendo en cuenta la incómoda confesión, pero liberadora, de anoche.

-Carl-le vuelvo a llamar-, despierta.

Me levanto de la cama y me acomodo a su lado. Envuelta en la frazada lo toco y éste se despierta ya que va abriendo de a poco sus ojos.

-¿Ah? ¿Qué? ¿Qué sucede?

-Carl. Deberíamos irnos.

-¿P... Por qué?

-Sólo vamos a mi habitación. ¿Ya? ¿Tienes clases esta semana?

-No, es semana para padres y no vuelvo a clases sino hasta el lunes próximo.

-Qué suerte. Yo tengo sólo un fin de semana para padres que incluye el lunes.

Aunque no creo la necesidad de tener que dedicarle más que dos o tres días a mamá. De pronto mis en mi mente aparecen los recuerdos de nuestros últimos meses de convivencia, algo que no lo recomiendo a nadie.

Él se levanta, busca sus cosas y le ofrezco un espacio dentro de la frazada que traigo envuelta mientras caminamos hasta la puerta. Carl la abre y justo cuando sale, Theo aparece en el cuarto tal cual pensaba que lo haría.

Esta vez ni siquiera se ha molestado envolverse en la toalla.

Puedo ver cada centímetro de la piel al descubierto excepto por sus nalgas cuales sería bastante agradable si se diera la vuelta.

-¿Qué sucede?-pregunta Carl desde el pasillo.

Ignoro de momento su pregunta y antes de cerrar la puerta de la habitación de Theo, le digo señalando la frazada:

-Lo tomo por un préstamo. ¡Te veo luego!

Frunce el ceño y mientras se seca el pelo con una toalla, cierro la puerta.



-Hay duchas-le digo-. Puedes quedarte en mi cuarto. Como verás, Phoebe, mi compañera, sólo aparece para dormir. Le caerás bien al despertar.

-A juzgar por cómo duerme-dice Carl mirándola-. Diría que no me gustaría conocer su carácter apenas despierte y se encuentre a un extraño en su cuarto.

En cierto modo tiene razón.

Pero me salva ya que añade:

-Tengo el depósito de una beca a mérito académico. Puedo costear de ahí un hotel por estas noches hasta que vayas a Iconic por el fin de semana para padres y nos marchamos juntos. ¿Te parece?

Sonrío.

-Me parece.

Tomo mis cosas para la ducha y lo acompaño hasta el final del pasillo para despedirlo aquí.

-Me avisas dónde te has quedado, cómo te ha ido y cada detalle, ¿eh?

-Descuida-murmura-. Y gracias. Has sido muy generosa conmigo. Realmente contigo y con Theo... No lo sé. Me siento en casa. Son mi lugar. pero aún así siento que me falta algo...

Sí.

Alguien, mejor dicho.

-Fíjate que los tres nos sentimos igual.



El agua caliente me cae en el rostro mientras el olor a jabón y champú de frutilla me impregna de aroma dulzón el olfato.

Mis manos se deslizan por mi cabello mientras me permito un momento para mí. Para reflexionar sobre tantos sucesos que han puesto mi vida en jaque y me colocan siempre contra una encrucijada distinta.

Dicen que los años universitarios son decisivos, no obstante, en mi caso esto se triplica teniendo en cuenta que estoy entre dos bandos enemigos de los cuales ya no puedo darles la espalda y continuar con mis asuntos sin más.

De pronto el cuerpo de Theo se aparece en mi mente tal cual lo vi esta mañana en su habitación y una sonrisa se escapa de mis labios.

Suceso íntimo que se ve interrumpido en el instante que una loca desequilibrada me aporrea la puerta de la ducha.

¿Pero qué...?

-¡Ya... Ya salgo!-digo.

Acto seguido presto atención a las demás duchas en espera de que me llegue el ruido de que todas las otras están ocupadas, hecho que me parece un poco incoherente ya que todas las mañanas busco siempre el momento de madrugada en que nadie las use para tener un poco de intimidad.

El problema es que quien se encuentra al otro lado vuelve a aporrearme la puerta; esta vez, más fuerte.

-¡Las otras duchas están desocupadas! ¡Puedes irte a las otras!-insisto.

Entonces un estruendo me llega a los oídos y es la propia puerta cual le han dado un fortísimo puñetazo y esta vez mi enojo da lugar al miedo.

¿Qué le sucede? En las duchas para mujeres, que yo sepa, no siempre se aparece una loca fanática del cubículo cual se haya apropiado.

Otro golpe.

Y otro.

-¡Yaaaa! ¡Ya!-le grito y cierro el grifo-. ¡Ahora salgo!

Una vez que he cerrado el grifo, me envuelvo a la toalla. Es terrible cuando ésta se moja o se me cae ya que termino helada hasta que me visto.

El asunto es que estas duchas no tienen cambiadores y, desde que encontré un momento en que no deba cruzarme a nadie, puedo volver a mi habitación para ponerme la ropa tranquila.

Miro a todas partes dentro del metro y medio que tengo para higienizarme aunque no encuentro nada con lo cual pueda defenderme en caso de que la loca fanática al otro lado me quiera hacer algo.

Sin más opciones trago saliva y giro el picaporte. Luego tendré que volver para terminar de enjuagarme el cabello sino la caspa será insoportable.

El punto es que abro la puerta y el enorme cuerpo macizo que se aparece frente a mi mirada, no es precisamente algo que esperaba.

-Hola, belleza. ¿Hay un lugar para mí ahí dentro?

Debí habérmelo imaginado.



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#BADBITCH #MARATON Día 3

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BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora