-Charlie, ¿te sientes bien?
Parece ser que un torbellino arrasó dentro suyo y le hizo perder todos los colores.
-S...sí-retrocede un poco, dándome espacio para respirar aunque empiezo a extrañar su perfume varonil.
-Te pusiste como un papel.
-Des...descuida. Estoy bien. ¿Y si empezamos de una vez?
-Bueno. Pero deberás ponerle mucho azúcar a tu café. No quiero que te de un síncope a mitad de una horrible ecuación.
Al salir, me duele la cabeza y pienso en el grito que pondría Lottie en el cielo al saber que su (ahora) ex novio y su (ahora) ex mejor amiga han estado compartiendo una exhaustiva jornada a solas para...estudiar.
Claro, algo que ella y él no podrían haber hecho a solas en caso de estar juntos.
Distingo que la casa sigue cerrada, es decir que mamá aun no llega, por lo tanto, tomo la decisión de ir hasta el súper y comprar algunos víveres que estamos necesitando. Sobre todo toallas higiénicas, últimamente me siento un poco hormonal y mi humor va a estallar cuando me baje la regla.
Ando un par de cuadras disfrutando el atardecer, reconfortada en mi abrigo, pensando en el momento que mamá se case.
Aún no han decidido del todo la fecha pero ya están muy ocupados con los preparativos. Lo único seguro es que la boda se realizará luego de que ya haya entrado en la Universidad; nadie quiere imaginarse lo caótico que sería dejarme la casa sola otra vez.
Aunque confíe en mí misma, no lo hago en cierto grupo de personas cuya existencia me aterra.
Llego finalmente al lugar de mi objetivo y los «pip» de las cajas registradoras me llaman la atención apenas cruzo la puerta.
Tomo un canasto y voy derecho a las estanterías de Higiene. Encuentro el shampoo que uso y el de mamá. Meto uno de cada clase en el cesto, algunos jabones aromatizados, crema para humectar el cuerpo, maquinillas de afeitar (cuales por algún motivo me ponen muy incómoda y las saco de su lugar como si las estuviese robando) hasta llegar con el sector más bendito de todo ese mercado.
Las toallas higiénicas.
Paso por los tampones y, a decir verdad, más de una vez he pensado en sacar una cajetilla de estos, sin embargo prefiero empezar a usarlos una vez que haya perdido la virginidad.
De momento prefiero seguir usando mis amigas absorbentes.
¿Con alas o sin alas? Esa es la cuestión.
Opto por las primeras y al darme la vuelta, un rostro conocido me sorprende y ahogo un grito ante la sorpresa.
-¡¿Tracy Smith?!
-¡Oh!
La madre de Theo se aparece con su hija menor, Paris, quien se suelta de su mano para saltar a mis piernas y darme el abrazo más entusiasta he recibido alguna vez por parte de un niño.
-¡Deiciiii!-exclama como si fuese la última vez que no veamos. Bueno... quién sabe.
-Pequeña-murmuro y con mi mano libre le acaricio el cabello. Me pongo en cuclillas, dejo el canasto en el suelo y correspondo a su abrazo.
-Me gudta tu pelo-dice.
-Es el shampoo-respondo-. Te recomiendo uses con aroma a vainilla o florales. Los adoro.
-Gdacias.
¿Es un niño agradeciendo? Si hasta me recuerda a mí. De pequeña agradeciendo y pidiendo perdón por todo. Lamentándome cada cosa.
ESTÁS LEYENDO
BAD BITCH #2
Dragoste«-¿Qué... quieres, Theo? Solo tres palabras. Solo tres palabras y mi nombre bastan para que mi mundo cambie por completo. -Intentemos ser amigos, Tracy». Tras una ruptura traumática, Tracy por fin comienza la universidad. Para su desgracia, comparti...