BAD BITCH #2

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La comida llega y desde el «Légumes Plaisir» sorprendentemente bien pronunciado (o eso me ha parecido) que pidió Theo, no lo he escuchado emitir palabra. Y antes que eso, hubo una sorprendente confesión a la cual no supe emitir una respuesta adecuada.

Lo suyo termina siendo, al parecer una deliciosa tarta dorada a base de vegetales y queso aunque en el instante que me sirven mi crevette grillée, su pinta me asusta un poco. Sucede que el aroma es exquisito, no obstante la apariencia del langostino en sí mismo es lo que impresiona un poco.

También nos trae jugo de naranja natural, agua mineral sin gas, pan y tostadas saborizadas con especias.

-¿Se les ofrece algo más?-pregunta Liz.

-E...está bien, por mí-le respondo aún asombrada por lo que he de comerme. Siempre he querido pedir estos platos exóticos en lugares caros pero lo imprevisto es que no he aprendido a comerlos.

-¿Señor?-pregunta a Theo-. ¿Algo para usted?

-Mmmjj-gruñe y se lleva a la boca una cuarta copa de vino repleta.

-Con permiso-deduce la chica y se retira.

-Creo que deberías dejar de beber-le reprendo. No me gustaría salir con un borracho de aquí, mucho menos conociendo cómo es él cuando se embriaga-. En serio, si no me vas a hablar por lo menos no hagas que pasemos un lío...

-Yo ya hablé-me responde de mala gana y le quita la tapa a su tarta con un tenedor que, supongo, no era para ese tipo de comida.

-Oh-murmuro y tomo el mío.

Por un instante se me cruza la idea de que este bicho marino es como una cucaracha gigante mezcla con un salmón lo cual provoca sentimientos muy contradictorios al respecto.

-¿Y bien?-insiste Theo llevándose un poco de comida a la boca.

-¿Me... me convidas un poco de lo tuyo?-le pregunto pero luego me apresuro en retractarme-: No es que no me guste sólo que se me ha pasado un poco el apetito y...

-Ten-me pasa el plato y se lleva el langostino a su lugar.

-Pero no quiero que se desperdicie eso, es tan caro y una pena-le señalo.

-Nadie lo va a tirar-. Acto seguido Theo le hace un gesto a la camarera quien mantiene una mirada panorámica a las mesas que están a su cargo. Cuando llega, él le dice-: Disculpa pero quisiera que me envuelvas esto y me traigas otro Légumes Plaisir.

-De inmediato, señor.

Le pasa el langostino y ella se lo lleva.

-¿Qué harás con eso?-le pregunto.

-Dárselo a algún sujeto que duerma en una plaza.

-Oh... Yo... Te lo agradezco. En verdad.

-De nada. Ahora come.

Regresó el mandón.

Pero soy yo quien está en falta así que decido comer de su tarta. Realmente está deliciosa y aún se mantiene caliente.

-Gracias-murmuro tras tragar mi bocado. Él se termina su cuarta copa-. Pero si quieres puedo esperar a que te traigan lo tuyo.

-Come.

-Bien...

-Hago todo por ti y lo único que obtengo es silencio.

Fíjate que paradoja, hasta hace unos meses era precisamente lo contrario.

-Así no es como deberías tratar a una chica...-le digo con la cabeza gacha-. En realidad, así no deberías tratar a nadie.

-No te vayas por la maldita tangente, Tracy. Dime qué ocurre contigo y el otro imbécil. Realmente... Realmente no te entiendo. Primero Charlie, luego Carlos y ahora el idiota más peligroso que se te podría cruzar alguna vez.