Domingo 9 de Octubre
Theo
Sangre.
El hedor metálico es lo primero que percibo.
Incluso antes que el sabor a óxido y tierra en mi boca.
En la medida que voy tomando conciencia de mí mismo, del entorno y de las sensaciones que me cruzan por el cuerpo, también lo hago de mis recuerdos.
Aunque estos son algo tan confuso que el terrible dolor de cabeza no me permite demasiado.
Muevo las articulaciones de los dedos e intento reincorporarme aunque no puedo.
La presión en mis muñecas duele casi tanto como el dolor que me cruza por las costillas, las piernas y el rostro.
El pómulo que tiempo atrás recibió el puñetazo de Stefano, vuelve a doler como mil demonios y puedo sentir un corte en la comisura del labio cuya sangre seca termina en el interior de mi boca.
De a poco intento despegar los párpados y me encuentro con madera. Es cierto. El olor a roble se funde del mismo modo que la sangre y la tierra.
Vuelvo a intentar incorporar los brazos, no obstante, el dolor en mis brazos se intensifica y se acopla con otro similar en mis tobillos.
Intento deshacerme de esto pero es inútil.
Estoy atado.
No puedo moverme, no como quisiera.
¿Qué ocurrió? ¿Dónde diablos estoy? ¿Es un sueño? ¿Una pesadilla? ¿Por qué no me he despertado ya? ¿Por qué el dolor es tan real?
Una ráfaga de recuerdos impacta en mi memoria de repente, como una cortina de humo que desaparece en milésimas de segundos.
Árboles.
Agua.
Noche.
Nubes.
El grito de una chica.
Mis pasos sobre la yerba silvestre.
Un disparo al cielo.
Y corro.
Corro hasta que mis pulmones están a punto de explotar.
Y no hay más nada...
¡Demonios!
Emito un gimoteo e intento divisar mejor lo que tengo delante: El suelo de madera conduce a un sofá pegado a una puerta y paredes del mismo material. Está bloqueando la entrada.
De pronto un crujido me llega a los oídos y la vibración la siento en todo el cuerpo.
No estoy solo.
Los crujidos en el suelo se intensifican cada vez más y los pies descalzos de una chica aparecen en mi campo visual.
También la terminación de un vestido blanco, roto, que le baja las rodillas, manchado de tierra y sangre seca al igual que su piel descubierta.
Ella se acerca.
Un pie.
Luego otro.
Pero trae algo.
Las punzadas en mi cabeza empeoran más y más, haciendo que mi visión se enturbie como una masa viscosa que cae en el interior de mi sesera.
Mi conciencia va dejando lugar a la Nada absoluta.
Una oscuridad infinita que amenaza con tragarme.
No sin antes distinguir que esa muchacha de vestido blanco y pies descalzos, trae consigo una enorme hacha y camina en mi dirección.
Antes de cerrar los ojos, un grito llega a mis oídos como un eco.
Como una voz lejana.
Como un pensamiento.
Ya no se si vino desde adentro o desde afuera de mi cabeza.
Lo cierto que reconozco lo que dice...
«Kylie.»
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#BADBITCH #MARATON Día 2
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BAD BITCH #2
Romance«-¿Qué... quieres, Theo? Solo tres palabras. Solo tres palabras y mi nombre bastan para que mi mundo cambie por completo. -Intentemos ser amigos, Tracy». Tras una ruptura traumática, Tracy por fin comienza la universidad. Para su desgracia, comparti...