Ya llegado el famoso día de la bienvenida, me fui al colegio lo más tranquila posible, pero simplemente al llegar al colegio me sentí mal. Era una verdadera cárcel. Gris por todos lados. Me deprimía mucho más estando allí.
Ashley al verme me saludo como siempre. Ese abrazo de oso que te llega a dejar sin aire en tus pulmones.
- ¿Cómo estás?
-Bien, pero un poco preocupada, por ti y Alonso. - le confesé.
-Tranquila. No es primera vez que hacemos esto, así es que no te preocupes ¿bien?
-Bien- le sonreí de lado.
Se encargó de que fuera un día común y corriente para que no me preocupara por ellos. Pero no duraba mucho, ya que veía cada cierto tiempo al Alonso rondando el colegio.
- ¿Él no debería estar en clases?
-Si, pero tiene recreos y también está el supuesto permiso para ir al baño.
-Ah.
Me imaginaba al Alonso corriendo a su máxima velocidad, con su cuerpo bien trabajado, su cabello castaño claro moviéndose con el viento... Pero que estoy pensando. Estoy en clases y en eso estoy "concentrada".
Ya finalizando la jornada escolar, mi amiga me volvió a recordar todo lo que debía y no debía hacer esta noche, solo por precaución.
-No salgas de tu casa muy tarde. Estaré vigilándola hasta que sea necesario y el Alonso necesite mi ayuda. ¿entendido? - con la cara que tenía, de verdad, cualquiera aceptaba. Se notaba que ella también estaba preocupada, pero por mí.
Me fui directo a mi casa, y como no tenía más amigos, me fui sola.
Pero como mi mala suerte supera todos los límites, se me había quedado el pequeño bolso del almuerzo en el colegio, y no podía llegar sin él, ya que hubiera sido dinero perdido y ese lujo no me lo podía dar. Lo peor era que ya estaba llegando a mi casa y el viaje no era corto.
Y con "todo el ánimo del mundo" me devolví.
Cuando ya por fin estaba lista para irme, la noche había llegado.
Alguien me seguía, pero no pensé en averiguar quién era y caminé rápidamente hacia mi destino. Llegue casi sin aire en los pulmones, agotadísima.
Ya en mi casa, en la cual vivía sola desde que caí. Era pequeña, con living-comedor, un pequeño dormitorio, cocina y un baño, todo color celeste cielo, mi color favorito.
Pero aún con la maldita sensación de que me vigilaban. Me asome en la ventana para ver quién era y veo pasar a Ashley corriendo a la velocidad de la luz, con eso me quede mucho más tranquila y logre, al fin, dormir.
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El secreto mejor guardado
Science FictionJamás sabes que puede ocurrir al enterarte que tu amiga no es una simple humana, sino tu enemigo natural. Son muchos los aliados, pero puede que quedes sola.