La buena obra del día.

125 20 1
                                    

Me fui a casa sin Layla, estaba demasiado molesta con ella por hacerme a un lado cuando sabía perfectamente que me atraía ese chico. Mi teléfono sonó, era David.

-¡Hola!

-Hola.

-¿Cómo estás?

-Bien, gracias por preguntar.

Estaba rabiando de celos.

-¿Te ocurre algo?

-No, estoy bien.

-Tu amiga me agrada mucho.

-Que bien.

Como si eso me importara.

-Sí, incluso mañana va a llevar su teléfono para tomarnos fotos.

-Que bien, y tu ¿Cómo estás?

-A pesar de que ustedes me alegraron el día, estoy mal.

-¿Mal por qué?

-¿Puedo confiarte algo Mia?

-Claro.

-Es la exnovia que me pone mal, llevábamos tanto tiempo juntos y terminamos porque le fallé, pero ella no puede entender nada, íbamos a arreglar todo pero le presente a mi mejor amigo y ahora está coqueteando con él, todo este semestre estuve triste tanto que voy mal y tendré que hacer un extraordinario, me afecto mucho esa chica.

-Lo siento mucho David, pero creo que no deberías dejar que eso te afecte, tienes tantas cosas por delante, de verdad. Estoy segura que encontraras a alguien que te valore lo suficiente como para pasar el resto de tu vida con ella.

-Wow, deberías ser psicóloga o algo así, muchas gracias por tus consejos, los tomaré en cuenta. Pero existe otra cosa que me preocupa.

-¿Qué cosa? Puedes decirme.

-Debo pagar la colegiatura de la escuela, pero me faltan 200 pesos, trabaje mucho pero ni así.

-Puedo prestarte si quieres.

-No, no que pena.

-Acéptalos, sé que los necesitas, y yo puedo ayudarte.

-Pero no quiero que pienses que soy interesado.

-Nunca pensaría eso de ti.

-¿Nunca?

-No, por favor acéptalos.

-Eres demasiado linda, y creo que si los necesitaré, pero te juro que cuando salga de esto te pagare, lo prometo.

-Si David, con mucho gusto.

-¿Cuando me los darías?

-El domingo, podemos ir al parque y platicar un momento.

-Claro que sí, me parece la idea.

-Vale, domingo 12:30 en la estatua del parque.

-Sí, ira conmigo mi amigo Harry.

-Claro, nos vemos.

Me quede pensando muchas cosas, ¿Cómo era posible que fuera a prestarle dinero a alguien que apenas conozco? ¿Cómo podía alguien desconocido inspirarme tanta confianza? Es decir llevábamos días de conocernos, pero no es posible tanto. No confió en cualquier persona, pero en él había algo, algo que me hacía sentir que no me dejaría caer.


En pequeñas piezas (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora