Último beso.

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Quede con Carlos en salir dentro de una semana, porque de verdad lo extraño, y él no tardaba en venir a visitarme, dijo que me estaba preparando una sorpresa.

Al día siguiente de tal tragedia, decidí llamarle a David para terminar con todo definitivamente. Hace unos días creía que nadie podría contra nosotros y nuestro trato, pero hoy sólo quiero llorar, estoy tan destruida, sigo en shock por todo lo que paso, eso no puedo perdonarlo, me engaño, y esas lagrimas que él me vio derramar nunca las volverá a ver, se acabó. Decidí llamar y tuve la grata sorpresa de que no fue él quien me contesto el teléfono, si no Victoria.

-¿Hola?

-¿Quién habla?

-Soy Mia.

-Deja de joderme la vida.

-¿Quién habla?

-Soy Victoria.

-Pon a David al teléfono, debo decirle algo.

-No me interesa, adiós.

Me colgó y fue imposible contactarlo porque apago el teléfono. ¿Qué estará pasando? Recordé que tenía que entrar a mi clase de historia, pero no podía dejar de llorar. Joan se apareció frente a mí.

-Mia, ¿estás bien?

-No. Dije llorando.

-Tranquila, déjame darte un abrazo.

-David me engaño, me engaño.

-¿Cómo?

Tuve que contarle mi larga tragedia a Joan.

-Mia, ¿no vas a perdonarle eso, o si?

-Claro que no. Hoy tengo que terminar con todo esto.

-Mia, en verdad espero que lo hagas.

-¿Por qué?

-Mira como sufres, David te ha hecho tantas cosas que no sé de lo que sea capaz, aléjate de él antes de que sea tarde.

-Lo haré. ¿A qué te refieres con tarde?

-No sé, tengo un mal presentimiento.

-Está bien, me alejare.

Mi profesor favorito, el profesor de historia, me vio llorando y me pregunto si estaba bien, le conté que tuve una tragedia amorosa, que me habían sido infiel.

-Mia, ese tipo de personas no vale la pena.

-Lo sé, profesor. ¿Pero qué hago ahora?

-Dejarlo ir, eso debes hacer.

-No puedo, es tan difícil.

-Las personas son como las hojas de los árboles, cuando unas se van, llegan o renacen otras nuevas. Pero debes dejarlas irse, si no, ¿Cómo van a renacer hojas nuevas?

-Profesor, eso es lo más bonito que me han dicho hasta hoy.

-Tómalo como una metáfora. Yo le llamaría la metáfora de la ruptura amorosa de Mia.

-Muchas gracias, ¿puedo irme ahora?

-Sí, descansa. Tienes que dejar ir, si una persona fue capaz de engañarte será capaz de cosas peores, recupérate Mia, y no dejes que esto te afecte.

-Gracias profesor, en verdad.

-Con cuidado, Mia.


Llegue a mi casa, me recosté en mi cama a llorar sin control de nuevo, llevaba dos días sin comer, no podía pensar en nada más que David engañándome con Kendra.

En pequeñas piezas (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora