En pequeñas piezas (EN EDICIÓN)

Volverte a ver.

Los días pasaban y yo no hacia nada más que pensar en él. No sabía si realmente era amor, o sólo obsesión. Probablemente no lo quería, sólo me aferre a algo que yo misma había inventado. Le dí virtudes que él no tenía para poder borrar sus defectos. Pero después de lo que paso con la cadena, después de que me llamará loca, me di cuenta que no era lo que había esperado.

Iba caminando por la calle donde esta su negocio junto con mis amigos y lo vi, joder. Me miro y con señas me dijo "ven". No sabía que hacer, si mis amigos me miraban se darían cuenta que estaba siendo una tonta de nuevo. Pero ellos no me estaban viendo, así que corrí hacia ese negocio.

-¿Qué ocurre?

-Nada Mia, quería verte. Lo siento, lo siento por todo. Nunca me había sentido peor pero es que me descontrole. Tu no sabes lo horrible que es seguir con Victoria, me amenazo. Si la dejo se va a suicidar y me juro que yo me arrepentiría si la dejaba. Mira los mensajes, por favor.

-No, te creo. Confío en ti. Ciegamente.

-Yo te quiero Mia y muchísimo. Quiero estar contigo, quisiera gritarlo, pero entiende no puedo dejarla, y ya no soy feliz con ella. Hagamos un trato.

-¿Qué trato?

-No sé si te parezca pero me gustaría que saliéramos a escondidas.

-¿Qué dices David?

-Te quiero, me quieres. ¿Por qué no estamos juntos?

-Ya entiendo el trato. Sólo tienes permiso de estar con tu novia, y eso porque te amenazo. Pero no tienes permitido ver a nadie más. Hoy  23 de Agosto se cierra el trato.

-Y tu tampoco puedes ver a nadie más.

-Desde que te conocí no pude enamorarme de nadie más.

-Esta bien, ahora podemos cerrar el trato.

-¿Cómo?

-Ven.

Entramos a la bodega, y comenzó a besarme como nunca lo había hecho. Me pego a la pared, y sus manos sujetaban mi cabello, después procedió a besar mi cuello, se me erizo la piel. Comenzó a besarme más mientras ponía sus manos en mi cadera, mi respiración comenzó a acelerarse, y el no dejaba de besarme, tuve que separarme un poco para tomar aire, mientras tanto el sólo me miraba. Me abrazo y me dijo:

-Mia, debemos calmarnos antes de cometer algo.

-Si, debemos calmarnos.

-¿Eres virgen?

-Si.

-Todas las de tu edad están mal vividas, tu no y por eso me gustas.

-No sé que decir.

-No digas nada, besame.

Lo bese y de nuevo ocurrió lo mismo. Me cargo y mientras me besaba el cuello sólo pensaba si estaba haciendo lo correcto.

-Mia, tenemos que parar porque no sé si yo pueda controlarme.

-Debemos controlarnos.

-Yo le digo adiós a mi auto control cuando beso tu cuello, cuando me besas, y cuando te escucho respirar así.

-Pero yo nunca lo he hecho con nadie.

-Para todo hay primera vez. 

-No lo sé.

-No ahora, o  sólo olvídalo.

-No, estoy dispuesta a eso, porque la primera vez siempre debe ser con alguien a quien de verdad quiera.

-¿Estas segura? Porque si no quieres no tengo problema, te seguiré queriendo.

-Si estoy segura, pero no sé cuando.

-Muy bien Mia, ahora besame.

Lo besé de nuevo pero esta vez sólo fue un beso tierno, después él beso mi frente.

-Debo irme David.

-Te llevo a tu casa.

-Esta bien.

Nos fuimos y sólo pensaba como sería esta nueva etapa. Aunque es algo tan arriesgado, pero yo confió plenamente en él.