En pequeñas piezas (EN EDICIÓN)

Ignorada.

Ya que termino el partido me iba a acercar a él pero cuando quise saludarlo se dio la vuelta y me ignoro. Era como si yo no existiera, como si fuera invisible. Yo sólo quería felicitarlo por haber ganado, pero al parecer él no quería mirarme. No comprendo porque. Me sentí sorprendida y decepcionada, ¿Cómo el amor de mi vida me ignoro así? Me puse a pensar en que si hubiera sido Victoria él no habría hecho lo mismo, pero ella es la oficial, no yo. Soy una tonta.

Me aleje de ahí lo más pronto que pude porque sabía que lloraría. Llegue a mi aula y no pude evitarlo. Las lágrimas vinieron solas, una tras otra sin detenerse.

-Mia, ¿Qué tienes? Dijo Joan.

-Nada, es sólo que.

-Tranquila, puedes decirme. ¿Qué te paso?

-Me ignoro, David me ignoro.

-¿Cómo?

-Iba a acercarme a él cuando se dio la vuelta, era como si yo no existiera.

-Tranquila.

-Abrázame Joan.

-Mia, tú tienes la culpa. Te dije que no debías faltar a clase por ese idiota. ¿Dónde está? Ahora si me va a escuchar, y esta vez no me detendré.

-Joan basta. Ya se fue. No tiene caso que le digas algo, está claro que no soy suficiente para él.

-No digas eso, no. Tranquila ya no llores.

-Y ahora reprobaré por salir a verlo, ¿puedes creerlo?

-Tranquila. Ya no llores, estoy seguro que algo puedes hacer. No reprobarás, sólo pasa los apuntes de esta clase, yo los tengo.

-Gracias Joan.

-Para eso están los amigos.

Llegue a casa y tenía un mensaje de David.

-Mia, perdón por no saludarte, tenía que irme. Lo siento. Pero gracias por apoyarme, enserio. Te quiero. Espero verte pronto porque te extraño mucho Mia.

Volví a sonreír como una estúpida.

-De nada David, eres el mejor portero del mundo. Felicidades. También te quiero. Ya verás que pronto nos veremos. Sólo avísame.

-Yo te llamo vale.

Olvide por completo que me había ignorado sólo con ese mensaje. Era viernes, así que tenía cosas que hacer, mucha tarea por ejemplo.