Te debo la vida.

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No hice nada interesante, hasta el miércoles. Ya estaba a punto de verlo, incluso me salí temprano de la escuela. Pero estaba nerviosa otra vez. ¿De verdad me sentía nerviosa por ver volverlo a ver? Sí, él era un chico lo bastante guapo y atractivo para traer loca a una mujer, pero yo nunca fui de esas que se encapricharan con alguien. Llegue y lo salude.

-Hola David.

-Hola Mia.

-¿Cómo va tu medidor?

-Bien. Ya se arregló todo. Pero necesito más dinero, al parecer no fue suficiente.

-Yo te ayudo.

-No, tú ya no. Ya hiciste mucho.

-Toma. Sólo tengo 100 si de algo te sirve.

-Mia, no.

-Acéptalos.

No comería en la semana por ese gasto, pero no me importaba. Me importaba David. El amor de mi vida, lo amaba tanto.

-Mia entra a la bodega, por favor.

-Claro.

Entre y al poco tiempo David también. Me miro, me abrazo fuerte y al mismo tiempo dijo:

-A ti te debo la vida, Mia. Gracias.

-Por nada, lo hago porque te am...

Me beso el cuello antes de que pudiera terminar la oración. Yo ya no quería seguir con eso, recordaba a su novia, pero no me sentía culpable. Ella nunca estaba cuando David la necesitaba, y como él dijo alguna vez. ¿Si nadie te ve, está bien hacerlo?

-David basta.

-No Mia, es que te lo mereces.

-¿Cómo dijiste?

-No pienses mal es sólo que... Quise decir te lo ganaste

-¿Estas pagándome mi cadena con un beso? ¿Es enserio?

-No, no pienses mal.

-Ni que fuera un servicio.

-Mia.

-Me voy.

-No.

Me abrazo y me retuvo.

-No te vayas Mia, no quise decir eso. No encontré las palabras adecuadas.

-Sólo que te quede claro que no soy ningún objeto.

-No, ¿Qué es eso?

-¿De qué hablas?

-Tienes algo raro en tu pestaña, cierra los ojos.

Cerré mis ojos y David me besó. Podía pasar toda la tarde abrazada a él, en verdad lo amaba. Pero no. Tenía que irme.

En pequeñas piezas (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora