Perderme.

32 7 1
                                    

Se acercaba la hora para salir. Me arregle, porque quería lucir perfecta para él. Estaba ansiosa por verlo, por abrazarlo y por escuchar su risa, porque si de algo estoy segura es que es la risa más bonita que he oído en toda mi vida. Mientras estaba perdida en mis pensamientos tocaron la puerta; era él. Baje corriendo lo más rápido que pude, cerré mi casa con llave y salí corriendo a sus brazos. Él me miró, y me abrazo.

-¿Lista, Mia?

-Lista.

-Vayámonos.

Me subí a la motocicleta, y lo abracé por la cintura. No tenía idea de a dónde iríamos. Pero sólo pensaba en lo feliz que me hacía. En el transcurso del camino yo sólo podía sonreír. Nunca había estado tan feliz.

Finalmente llegamos a nuestro destino, era un parque donde no había mucha gente, a decir verdad sólo David y yo. Mientras el me ayudaba a bajar de la motocicleta me miraba como si yo fuera la única en su vida.

-¿Qué haremos David?

-Muchas cosas, pero para comenzar, ¿tienes hambre?

-No mucha.

-Estoy seguro que si Mia.

Me tomó de la mano, dios era tan perfecto. Caminamos hacia una mesa al aire libre, y de pronto un chico como de 19 años se acercó a nosotros.

-Buenos días, ¿qué quieren que les traiga?

Él chico me miró y me sonrió.

-Tráeme un pastel de chocolate y dos cafés. Por favor. Pero pronto y deja de mirar a mi chica.

David me llamo "mi chica", era todo un sueño.

-Esta bien, un pastel y dos cafés. Mientras se retiró el chico, David se levanto de la silla.

-No me tardó. Dijo David.

Era la primera vez que una persona me decía no me tardo y realmente lo cumple.

Cuando David regreso traía rosas, yo amo las rosas.

-Son para la mujer más hermosa de este mundo.

-¿Y esa quién es?

-Esta frente a mí.

-David, no es necesario que...

Antes de que terminará de hablar, tomó mi mano y me dijo:

-Mia, estoy cansado de decepcionarte, simplemente no puedo seguir haciéndolo. Por eso ahora quiero reparar el daño, has hecho tanto por mi y no tengo como pagártelo, te debo la vida entera y lo sabes. Mírame. Eres hermosa. Así que toma estas flores y no digas nada, sólo bésame.

David me besó.

-David, te amo.

-Mia, quisiera decir lo mismo. Sólo puedo quererte.

-Esta bien.

-Sigamos con nuestros planes para hoy.

-¿Y ahora que sigue David?

-Falta que el chico nos traiga un pastel y dos cafés. ¿Recuerdas?

-Llegan dos cafés y un pastel de chocolate.

Dijo el chico que estaba atendiendo.

-Disfrútalo Mia. Todo esto lo hice por ti.

Comimos en pastel de chocolate y los dos cafés.

David tenía una larga lista de actividades.

-Ven Mia, vamos a caminar.

-Esta bien. Pero toma mi mano.

-Con gusto.

Tomó mi mano.

Mientras caminábamos observe la manera en que él sonreía, parecía tan feliz. En todo el transcurso fue besándome la mejilla.

-Mia, ¿qué piensas?

-Nada, sólo pensaba lo feliz que soy, lo mucho que sonrío contigo, y en qué momento del día te vas a animar a besarme.

Me besó. La intensidad de los besos iba incrementando, mientras mi respiración se aceleraba cada vez más.

-¿Quieres que lo intentemos?

-¿Qué cosa?

-¿En qué habíamos quedado?

-Realmente no te entiendo.

-¿Quieres que tu primera vez sea conmigo?

-Si, pero no aquí.

-Hay una cabaña hermosa en este lugar.

-Si, seguro lo dices porque aquí has traído a todas tus aventuras.

-No, eres la única.

-¿De verdad?

-Estoy seguro.

-Esta bien.

-¿Quieres intentarlo?

Sólo entramos a la cabaña, pero él se quedó dormido. Se veía tan tierno. Al poco rato también me quede dormida.

Cuando desperté David no estaba, ¿a donde se habría ido? ¿Sería capaz de dejarme ahí sola? No era tan desgraciado. Pero sólo era mi imaginación, él entro a la cabaña en pocos segundos.

-¿Creías que te iba a dejar aquí sola?

-Pasó por mi mente.

-No lo haría, o quizás si.

-No serías capaz.

-¿Cómo estás tan segura?

Esa pregunta me trajo recuerdos, cuando Layla me preguntó como podía estar tan segura de David me quería. No podía olvidarlo, eso me dolió, pero ahora era diferente. Después de que mi primera vez había sido con él, me sentía segura, nunca me había sentido tan querida, el me trato con tanto cuidado, como si me amara.

-Sólo creo que no serías capaz.

-Estas en lo correcto, Mia. No lo haría, porque te quiero.

-Yo te amo.

En pequeñas piezas (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora