Con amor, Mia.

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Llegaron al negocio, y efectivamente. Ahí estaba la carta. David la tomo y le dijo a Carlos:

-Llévame al pateón, por favor.

-Con gusto, David.

Carlos se fue y dejo a David solo. David comenzó a leer la carta frente a mi lapida. Decía lo siguiente:

David:

Hola, realmente no sé cómo empezar esta carta. Es decir todo comenzó hace tanto, mucho antes de lo que pensaba. Con una ventana, ¿recuerdas ese día? El sol era tan radiante, y las nubes eran la clave para que ese día fuera perfecto, y hasta ahora el más hermoso de mi mundana existencia. Fue el día que te conocí; te veías tan lleno de alegría, y de la nada con un hola comenzaste todo. Ahora que hemos pasado todo esto, me pongo a pensar y siempre fuiste tú. Creo en el destino; pero hay destinos que no se cumplen. Teniendo en cuenta que sólo es una paradoja, pero hay dos paradojas diferentes. Las almas gemelas y los polos opuestos.

Las almas gemelas en mi contexto es la paradoja más difícil de cumplir. No quiero entrar mucho a ese tema, porque esta carta debería ser breve.

Pero por otro lado están los polos opuestos, que en mi caso es esa persona con la que no tienes nada en común. Pero hay algo que los une de cierta forma, ¿me explico? Un vínculo... Un vínculo muy muy fuerte que no se rompe con cualquier cosa. Alguien que no tiene las mismas ideas que tú, que piensas que si intentan algo no funcionará. Pero hay algo que acabo de comprender. ¿Por qué salir con alguien igual a ti? ¿Qué podría aportarte? Creo que caeríamos en la monotonía. Y ahí comprendí que necesitas a alguien distinto a ti. Porque esa persona te complementará de una forma que ninguna otra. Un amor de esos que te marcan de por vida. Que te llegan al alma, y cuando eso pasa; cariño estás perdido.

Y ese eres tú. Tú eres mi polo opuesto. Tú eres mi complemento, David. Espero que comprendas lo mucho que te quiero, aunque a veces siento que no me valoras lo suficiente, y me duele pensar que no vamos a encajar. A veces me pregunto ¿por qué seguimos fingiendo? Sé que no vas a dejar a Victoria, sin embargo sigo aquí, aunque debí irme hace mucho. Te quiero tanto David, te amo con el alma. Espero que cuando leas esto no hayas perdido la luna mientras contabas las estrellas, porque no soy eterna, quisiera serlo. Eres el amor de mi vida.

Con amor, Mia.


En pequeñas piezas (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora