En pequeñas piezas (EN EDICIÓN)

Ven.

Tomo mi mano y las entrelazo con las suyas, no había mejor lugar que estar con él, de verdad. Me acomodo el cabello detrás de las orejas y me beso.

-David...

-Mia... No digas nada.

-Pero esto no está bien.

-Cálmate, nadie nos ve.

-¿Si nadie nos ve está bien hacerlo?

-Supongo que si Mia, así que deja de preocuparte y bésame por favor.

Seguí besándolo, mientras sentía una sonrisa en cada beso, no podía pensar que él me estuviera mintiendo, ese beso me pareció tan sincero. Sé que era una tonta por ilusionarme así, pero no puedo describir como me sentía cada vez que él tomaba mi mano, o cada vez que me miraba, o mejor aún cada vez que me besaba. Fue una bonita tarde, olvide todo por completo.

-David.

-Dime Mia.

-Sobre lo que te dije de que no te amaba, yo. Mentí.

-Lo sé.

-¿Cómo lo sabes?

-En ese momento te creí, que habilidad tienes. Pocos saben mentir con los ojos, pero déjame decirte que no sabes mentir con los labios.

-¿A qué te refieres?

-Te creí en ese momento, pero ahora que estas aquí no puedo pensar en nada más. Me das tranquilidad. Sé que me amas.

-Te amo con cada latido de mi corazón.

Me abrazo y parecía estar tan seguro conmigo que seguía sin explicarme porque no podía dejar a Victoria para estar conmigo.

-David debo irme.

-Antes de eso. Tengo buenas noticias.

-¿Cuáles son?

-Iré a jugar a tu escuela, debes apoyarme.

-¿En verdad?

-Sí, seré portero. Tú sabes cómo me apasiona serlo.

-Lo sé David, y ahí estaré.

-Te veré el viernes entonces.

-¿El viernes? Faltan 2 días.

-Así es.

-Nos vemos luego, adiós.

-Con cuidado Mia.

Camino a mi casa no podía pensar en otra cosa que no fuera él. Mi David era lo mejor que tenía. Nadie me da la tranquilidad que siento cuando estoy con él, hace que me olvide de todo. Incluso ahora acabo de recordar que iba por dinero, así de ilusionada me tiene.