Abby esperó, incapaz de irse del lugar y con la mirada puesta sobre la placa de metal que flotó frente a ella. Sabía que una persona razonable no se quedaría ahí, pero no quería racionalizar el momento, era la primera vez que veía a alguien con habilidades que un humano no debería tener. Ella nunca pensó ser única, diferente sí, pero siempre imaginó que había otros como ella, aunque Erik no era exactamente igual.
Los minutos pasaron y lo vio regresar. Erik se quedó de pie en la entrada del pasaje, al parecer un poco sorprendido al ver que le había hecho caso y no tendría que ir a buscarla.
―¿Le haces caso a un hombre que acabas de conocer? ―preguntó él con interés.
―Es una situación especial ―replicó ella de forma defensiva. Era cierto, no debía de haberse quedado ahí.
Él se quedó en silencio e inclinó ligeramente la cabeza fijando la mirada sobre ella para luego sonreírle. Abby se sintió como una tonta cuando se percató que sus mejillas se ruborizaron, la sonrisa de Erik la desarmó por completo. Desvió la mirada ligeramente, quizás si no lo veía directamente su mente trabajaría mejor.
―Nadie nos molestará, pero es mejor que nos vayamos esta misma noche ―habló él y ella movió ligeramente la cabeza en señal de confusión―. Te estaban buscando, vine porque pensé que algo así podría ocurrir.
―¿De qué estás hablando?
―¿Hay algún lugar donde podamos hablar tranquilos? ―La interrumpió antes que soltara más preguntas, no quería tener esa charla ahí.
Ella lo dudó por unos segundos, pero estaba segura de que si quisiera hacerle daño ya lo habría hecho y era verdad que los hombres del vehículo que ayudó habían estado maldiciendo la nieve en lugar de sentirse aliviados o incluso asustados por el extraño fenómeno. Asintió ligeramente y caminaron por las calles vacías hasta llegar a una vieja casa. Avanzaron por el jardín y le indicó que la esperara frente a una ventana.
Erik levantó una ceja con curiosidad, pero simplemente esperó, ella lo había hecho cuando él se lo pidió, así que decidió devolver el gesto. No pasaron más de dos minutos y la ventana se abrió. La situación le provocó algo de gracia, a su edad entrar por una ventana a la casa de una mujer era ridículo.
―La señora que me alquila el cuarto es medio sorda y no ve muy bien, pero no quería arriesgarme ―explicó ella al verlo entrar, lo último que necesitaba era generar chismes sobre cómo traía hombres a la casa en la noche―. Y a menos que prefirieras ir al bosque no hay otro lugar tranquilo para hablar.
Él la observó con interés, la mayoría de mutantes que había contactado en compañía de Charles no tomó el hecho que su secreto fuera descubierto con tanta tranquilidad y sólo unos pocos de los que llegaron a conversar aceptaron su oferta. La situación era incluso más extrema en este caso, pero Abby parecía tomarlo bastante bien, posiblemente atraída al haber visto por primera vez a otro como ella.
Analizó rápidamente la habitación con una mirada. Había una cama en el centro con una mesa de noche, un pequeño tocador, una silla y un ropero. La verdad no parecía el cuarto de una mujer, era bastante impersonal.
―¿Ahora si me puedes explicar? ―preguntó antes de cruzar los brazos con fastidio―. Normalmente nadie me busca, tengo que pelearme para que siquiera me tomen en consideración.
―Siéntate ―sugirió él acomodando la silla cerca a la cama para poder estar frente a frente.
Comenzó a hablar, ya había dado la misma explicación antes, aunque tenía que admitir que lo hacía mejor en compañía de Charles; los dos hablando generaban un ambiente mucho más relajado. Pero por otro lado era mejor que Abby comprendiera lo serio de su situación, a diferencia de los otros alguien la estaba buscando y no eran amistosos.
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Peace could be an option [Erik Lehnsherr/Magneto]
FanfictionErik pensó que asegurar el futuro para los mutantes era el único camino con sentido, pero el destino decidió ofrecerle una opción distinta: la oportunidad de tener una vida pacífica. ¿Podrá conseguir un balance entre ambos aspectos o se verá obligad...