Capítulo 21: Riverside Hospital, New York

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Abby no podía dejar de observar intensamente a Erik, tratando de entender qué le había pasado, pero el hombre era indescifrable. A primera vista parecía estar bien, sin embargo el único cruce de miradas que tuvieron luego de abandonar el hotel para ir a Nueva York le reveló que era sólo una actuación, esos ojos fríos con que la miró estaban ardiendo en el interior. El que tuviera el casco puesto tampoco ayudaba; en ese momento no le parecía ridículo sino un incómodo obstáculo, una pequeña caja de metal que lo aislaba. Se maldijo por no presionar para quedarse más tiempo en la base o incluso posponer la misión, pero sabía que Erik no la hubiera escuchado, mucho menos si lo pedía en frente de los demás.

Escuchó en silencio el plan que poco a poco se armó para ingresar a Riverside y averiguar qué estaba ocurriendo ahí y de qué forma estaba relacionado al grupo que ya sin dudas consideraban anti-mutante. Si aún no habían tomado la isla se debía al sencillo detalle de que era de día y aunque sentían que tenían suficiente poder como para repeler cualquier intento de defensa, Erik quería información más que un enfrentamiento.

―Iremos al puerto para hacer algunas averiguaciones ―ordenó Magneto, quería investigar un poco más la isla a una distancia segura antes de indicarle a Azazel que los llevara. Además, era el único lugar con acceso oficial a Riverside, hasta donde tenía entendido no había forma de aterrizar si se trataba de llegar volando, el lugar no tenía implementado ninguna pista para avionetas o helicópteros.

El mutante de piel roja llevó al grupo al lugar que su jefe indicó, ahí Emma utilizó sus poderes para acceder a la mente de un trabajador e indicarles exactamente de dónde partían las pequeñas embarcaciones y el ferry a la isla. Además también consiguió extraer la localización de la oficina de registros para poder obtener la información de pasajeros y horarios de abastecimiento.

―Mystique, ve a la oficina y consigue esos documentos ―indicó Magneto y la joven mutante asintió rápidamente―. Azazel, trata de encontrar algún lugar donde puedas llevarnos que esté desocupado y lejos de miradas curiosas. Necesitamos mantener nuestra ventaja, si alguien te llega a ver encárgate ―continuó recibiendo una sonrisa por parte del mutante antes de que desapareciera en una nube roja―. Nosotros vamos a buscar un lugar donde esperar.

Abby se mordió la lengua para evitar quejarse, Erik le había dado libertad a Azazel de matar a quien se encontrara y Riverside era un hospital para rehabilitación.

Esperaron en silencio dentro de una cabina administrativa del muelle que por suerte se encontraba vacía. Erik estaba sumamente concentrado, tratando de sentir la estructura de las edificaciones de la isla para poder generar una especie de mapa mental.

―Nadie va a venir, deja de preocuparte ―habló Emma mirando a Abby con molestia al notarla inquieta.

El regreso de Raven impidió que el comentario de la telépata diera paso a una discusión. La joven mutante traía consigo el manifiesto de los últimos meses con los pasajeros que llegaban y salían de la isla, así como de los suministros que eran llevados dos veces por semana. Tenían suerte, ese día no estaba programado ningún viaje para abastecer el hospital ni tampoco alguna visita o salida por parte del personal. Leyendo con un poco más de detenimiento resaltó de inmediato que en el último mes casi no habían nuevas entradas de pacientes y sólo unas tres personas tomaron un bote con destino a la ciudad para regresar unas horas después.

―Es muy poco movimiento para ser un hospital ―observó Raven, mirando con curiosidad los documentos.

―Las últimas semanas, pero antes de eso hay muchas salidas del personal los fines de semana ―señaló Abby con cierto recelo, no se suponía que estuviera ahí y mucho menos opinando―. Aunque haya funcionado como una fachada para algún grupo o el gobierno, algo ha cambiado.

Peace could be an option [Erik Lehnsherr/Magneto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora