Capítulo 40: Chicago, Illinois

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Abby se sentía como el ser más despreciable del mundo, el llanto de su pequeño le partía el alma. Habían pasado tres días desde que llevó a Darryl con un doctor para que le realizaran la circuncisión y no había forma de convencerla que no había cometido el peor error de su vida. Vincent, su sobrino, lo circuncidaron en el hospital donde nació y su hermana nunca le comentó nada que le hiciera dudar sobre la decisión. Por otro lado Erik también estaba circuncidado y si bien él no insistió que se realizara la operación, a ella le pareció lo más natural continuar con la tradición, tradición que en los Estados Unidos era común pese a no tener una población mayoritaria que lo hiciera por razones religiosas. Pero cada vez que debía cambiar el pañal de Darryl no podía evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas al ver la inflamación, la incomodidad e incluso dolor que el pequeño debía de tener debido a ella.

―No está infectado ―le aseguró Erik acercándose al verla de pie en silencio frente al pequeño―. En unos días pasará, no va a recordarlo.

―Eso no me hace sentir mejor ―susurró triste. No le importaba si todo resultaba bien, eso no borraba el hecho de que una decisión que tomó dañó a su bebé aunque sea por unos días.

Erik no trató de hacerla sentir mejor, esa era una batalla perdida. Simplemente optó por prender la radio que compró unos días atrás y navegó entre los canales hasta llegar a una emisora que se encontraba transmitiendo en vivo desde Washington DC. Ese día, en el Monumento a Lincoln, una multitud se había reunido para escuchar el discurso de Martin Luther King Jr. uno de los más grandes representantes del movimiento por los derechos civiles. De inmediato captó cómo su esposa comenzó a calmarse e interesarse en lo que estaba ocurriendo en la capital.

El discurso fue recibido con un bufido por parte de Erik, un futuro en coexistencia armoniosa e igualdad eran exactamente lo que mencionaba: sueños. Pero quizás su fastidio se incrementó al sentir que de alguna manera Charles estaría totalmente de acuerdo con esa ideología fallida.

―¿Te disgusta? ―preguntó Abby al percibir su actitud.

―Si hablar de igualdad sirviera para algo... ―contestó, dejando la idea que tenía en mente sin terminar, no quería comenzar una discusión.

―Mejor que salir a las calles y provocar daños ―replicó un tanto incómoda, ya que a que a King se le consideraba un hombre problemático y se le atribuía la incitación de muchos disturbios según muchos medios de comunicación.

―Las acciones suelen tener mejores resultados que las palabras. ―No se pudo contener, pese a que no estaban hablando sobre mutantes el paralelismo era innegable.

―Igual se necesita tiempo, pueden pasar leyes, pero la gente no va a cambiar de actitud mágicamente.

―Eso es cómodo decirlo desde el lado en el que estás ―replicó, era fácil esperar cuando tu vida o la de tu familia, así como tus oportunidades no se encontraban amenazadas―. Tenía la idea que estabas de acuerdo con ese movimiento.

―La idea sí ―respondió, desviando la mirada a su bebé―. Era más sencillo cuando estaba en Montana y todo se sentía tan lejano, en cambio aquí... ―explicó, a pesar de que podía comprender y apoyar lo que la población de color reclamaba, no podía evitar sentir cierto rechazo al percibir su seguridad afectada en una ciudad como Chicago.

―No te sientes segura ―dijo Erik, expresando lo que a ella le era difícil sin sentirse mal.

La posibilidad de que un día que saliera a comprar comida con Darryl y terminara teniendo que evitar manifestantes peleando contra la policía no la hacían sentirse tranquila. Se juzgaba duramente por pensar así, pero en el fondo deseaba que las quejas desaparecieran aunque no se solucionaran los problemas por las que ocurrían.

Peace could be an option [Erik Lehnsherr/Magneto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora