Capítulo VII

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Baje del auto de Matias casi corriendo, necesito apartar la imagen de esa ropa desgastada que había encontrado en esa cabaña. Entro a casa aun con el miedo calando en cada hueso de mi cuerpo, el cielo está oscuro y el frio se siente más que otros días. No sé si soy yo la única que lo siente, lo cierto es que corro a mi habitación por algo para abrigarme. Marcos se queda fuera con Matias, lo noto después de enrollar una sabana a mi cuerpo y asomarme por la ventana de mi habitación; se les ve preocupados, Matias pasa las manos por su cabello en varias ocasiones y se, sin escucharlos, que Marcos esta buscándole una solución a todo esto.

Es increíble como mi hermano menor puede manejar esta situación mejor que mi ex novio y yo. Siempre dije que él podía hacer cosas que yo no. Siempre dije que él es más fuerte e inteligente que yo.

Luego de un rato de charlas entre Marcos y Matias este último se sube a su auto y se marcha. Subo a mi cama y recuesto mi cabeza a la almohada con la esperanza de que alguna idea llegue a mí, pero termino dormida.

—Sam, hija... —Escucho la voz de mi madre, abro los ojos y parpadeo varias veces para adaptarme a la luz —. Amor, tu padre y yo iremos a una pequeña subasta que se está realizando en una de las fundaciones del pueblo. —Asiento frotando mis ojos—.Necesito que te quedes aquí con tu hermano.

—Está bien, Madre. No pienso salir de aquí.

—Muy bien, ya nos vamos. Les he dejado algo de comer en la cocina. —Asiento y me levanto de la cama. Camino con mi madre hasta la planta baja y me avergüenzo de la vestimenta que llevo cuando noto que Matias está de nuevo en casa.

La camiseta que llevo me llega hasta la mitad de las rodillas y esta algo desgastada, mi cabello esta desordenado y mi cara de recién levantada no aporta nada bueno.

—Matias va a quedarse con ustedes, ya que sus padres también van al evento. —Asiento con dificultad. ¿Por qué no asistió con sus padres y su novia?

Un beso es dejado es nuestras mejillas antes de salir y los observo mientras suben al auto y se marchan. Ha empezado a llover un poco, por lo que no puedo evitar pedirle a Dios que los proteja mientras los observo irse desde la puerta de mi casa.

A veces, solo a veces pienso que no odio la lluvia como lo he dicho en varias ocasiones, es solo que... es solo que me han pasado tantas cosas malas mientras esta cae, que me ha llevado a pensar eso.

Solo tengo un recuerdo agradable mientras la lluvia caía y fue en esa ocasión en la que bese a Matias por segunda vez.

Niego con la cabeza para aparatar el jodido pensamiento.

Cierro la puerta detrás de mí y camino a la cocina por algo de comer, lo tomo y subo a mi habitación, no puedo estar en el mismo lugar que el. No podría detenerme a mí misma.

Devore mi cena con parsimonia, la imagen de la ropa de Cassie no salían de mi cabeza y me preguntaba si ella estaba bien en este momento, si estaba viva; algo me decía que ella está con vida, pero no estaba segura si estaba exactamente bien como todos queríamos. Cuando termino la cena ojeo la pequeña biblioteca que tengo en mi habitación en busca de algún libro, pero unos golpeteos en mi ventana me hacen desviar mi atención hacia esta; cuando la abro, una pequeña roca pasa por mi lado y gracias a mis buenos reflejos pude esquivarla.

—¿Qué mier...? —Suelto, y fijo mi vista hacia el patio del costado de mi casa, ahí se encuentra Marcos y Matias, algo que me sorprende ya que la lluvia ha comenzado a caer con más fuerza —. ¿Qué creen que están haciendo? —Pregunto molesta.

—Debes bajar ahora, Sam —Habla mi hermano —Debes ver algo. —Por un momento dudo en bajar, pero la curiosidad me gana la batalla y término alejándome de la ventana y caminando escaleras abajo.

-SAM-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora