Capítulo XIII

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El último día del año viejo fuimos a ese puente por el cual Cassie y yo habíamos caído y ella había desaparecido. Muchas personas se acercaron a hacernos compañía y lanzaron flores al agua. Muchos la dan por muerta, pero mis amigos, mi hermano y yo sabíamos que no era así, sobre todo yo.

No hable con nadie sobre la llamada de ese hombre, no quería involucrar a nadie más, el me quiere a mí a cambio de Cassie y así será, solo que yo no soy una niña que no puede defenderse.

Estaba desesperada por volver a la ciudad, sabía que él la tenía allí; ahí se haría el cambio y por fin todo terminaría.

Respecto a la discusión con Miranda, ella me busco unos días después para disculparse conmigo; dijo que estaba drogada y se había pasado de tragos. Le dije que estaba bien, que no se preocupara y que todo ya había pasado, pero sabía que ella esta resentida conmigo por Matias. Lo deje pasar y le dije que la disculpaba solo porque ahora mismo no tenía tiempo para pensar en eso, algo muy poderoso la llevo a querer estallar una botella en mi cabeza. ¿Y si lo hubiese hecho? ¿Y si hubiese dado en el lugar correcto? Después de todo, los borrachos y los niños son los únicos que dicen la verdad y, esa noche, ella dijo muchas cosas.

Luis Lerman debió pagar una suma muy alta de dinero para salir de la cárcel, Matias y sus padres colocaron una denuncia contra él y los chicos que habían participado en la golpiza que le dieron. El me ha buscado para pedir perdón, pero no entiendo por qué me pide perdón a mí sino fui yo a la que le dieron esa golpiza. Lo escuchaba como en un segundo plano, lo miraba a los ojos y asentía de vez en cuando; pero no prestaba atención a lo que decía, como dije antes con Miranda, no tengo tiempo para asuntos que no tengan que ver con Cassie.


Unos diez días después de noche vieja volví a la ciudad con Sam e Isabel que empezaban clases a finales de Enero. Matias estaba esperando un cambio y mi hermano menor entraría unos meses después.

—¡Al fin llegas! —Grita Ludmila al verme entrar a nuestro apartamento, se veía muy bien, había aclarado su cabello y sus ojos grandes y chispeantes me observan con alegría, me da un fuerte abrazo y se aparta —¿Cómo estás? ¿Cómo están todos en casa con… tu sabes, lo de tu abuela?

—Todos bien —Hablo, colocando mi maleta sobre mi cama —Me preocupe un poco cuando te fuiste sin avisar.

—Es que sentí que estabas ocupada con este chico, ¿Cómo se llama? Oh, sí, Matias. —Trata de hacer cosquillas en mi panza, pero me aparto.

—¡Déjame, tonta! —Sonrió son poder evitarlo.

—Muy bien, cuéntame todo. Échalo afuera. —Rodee los ojos y mientras acomodo mi ropa le cuento todo lo que había pasado con Miranda y Luis. Le conté como estuvo mi navidad y lo que hicimos por Cassie y las misas de mi abuela.

—No puedo creer que Luis haya hecho eso. Y esta chica, joder, la gente está muy loca con esto de las drogas.

—Exacto —Confirmo —.Por cierto, debo presentarme a unos amigos que empezaran en la Universidad este año, viajaron conmigo pero su apartamento esta a varias calles de aquí. —Abre sus ojos con asombro.

—Oh, mierda. —La miro confundida —. ¿Ya no serás solo mía? —Niego divertida.

—Estás loca. Para eso tienes a Daniel. —La veo sonrojarse levemente.

—Hoy lo veré, también acaba de llegar y dijo que está loco por verme. —Sonríe, esa sonrisa de la gente enamorada.

—Solo te diré una cosa —Digo seria.

—¿Qué?—Sus ojos se abren.

—Usa condón.

—Oh, idiota —Suelta, lanzándome una almohada, suelto una carcajada divertida.

-SAM-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora