Capítulo IX

15.3K 839 55
                                    

No sabía a dónde íbamos y no estoy dispuesta a preguntar. La cara de Matias me lo dice todo, enojado es una palabra muy pequeña para definir como se encuentra ahora mismo. Tiene el rostro, cuello y orejas enrojecidas, nunca lo había visto así.

Suelto un suspiro entrecortado y froto mis ojos, no había dormido muy bien y estos arden cuando el viento entra por las ventanillas del auto.

—Arreglemos esto y acabemos con ello de una vez por todas antes de que acabe conmigo. —Dice con voz dura, mientras gira el auto. Mis cejas se juntan confusas no sabía que decirle.

—Debes ser más claro. —Odiaba que no lo fuese, siempre soy yo la que termina sacando las palabras de su boca. El me mira con la mandíbula apretada.

—Quiero que arreglemos las cosas —Empieza— .Que dejemos la inmadurez y las indirectas, las peleas, los besos robados, los acosos, las malas miradas… quiero que vuelvas a ser mi novia.  — Ahogue un jadeo cuando lo escuche decir esto último, algo dentro de mí se inflo de felicidad, mi corazón latía con fuerza y había olvidado como respirar, el no quita la vista de la vía y yo lo miro casi con los ojos en blanco. —. Es eso o te juro, Sam, que me voy de tu vida para siempre. Para siempre, te lo prometo. —Sabia que lo haría, no tenia duda de eso.

—¿Así nada mas? —Pregunto, sin ocultar una pisca de diversión y felicidad. El me mira confundido. —Ya no soy una chica fácil. —Termino, a lo que el suelta un bufido y ríe con una pisca de amargura.

—Tú nunca has sido fácil, créeme. —Dice. Yo rio. El me mira confundido.
—Deja de ser un niño malcriado y compórtate como un caballero, entonces; volveré a ser tu novia. —Digo. El vuelve a apartar la vista de la calle para mirarme.

—¿Entonces quieres una cita? —Dice, medio confundido. Yo me encojo de hombros y frunzo los labios con diversión, no digo nada más.

Luego de una rato más nos detuvimos en un pequeño parque, el esta recostado a la baranda que bloquea el paso a la laguna artificial que hay al otro lado. Yo lo observo desde unos pasos detrás de él, se le ve pensativo y un poco más tranquilo.

No sé en qué punto llegamos aquí, pero no me quejo de nada. Me canse de hacerme a un lado para dejar a los demás ser felices, me canse de tener miedo y alejar a las personas, me canse de prohibirme ser feliz. Ahora es él quien me tiene en sus manos, el decidirá si seguimos o no, el va a decidir si estaremos juntos o no. Solo debe demostrar que si quiere estar conmigo, que no es un capricho de un adolecente, que me ama de verdad.

—¿Quieres ir a cenar? —Dice, cuando se vuelve hacia mí un poco nervioso, pasando las manos por su cabello.

—No —Digo, con las manos cruzadas en mi pecho. El me mira con el ceño fruncido. Yo suelto una risita.

—Disfrutas de mis inseguridades, ¿No es así? —Dice también un poco divertido acercándose a mí. Ladeo la cabeza divertida y también me muevo alejándome de él.

—Un poco. —Susurro, observando cada uno de sus movimientos. El ríe mientras niega con la cabeza y baja la mirada. Entonces, estamos jugando al gato y al ratón, mientras él se acerca yo me aparto, haciendo un círculo mientras nos movemos.

—¿Podrías ayudarme a ser un buen caballero? —Pregunta, mientras nos seguimos moviendo. Sonrió y ahora la que baja la mirada soy yo.

—Mejor compra un libro. No soy la mejor siendo una dama. No sé si pueda ayudarte.  —Digo, el se muerde los labios para amortiguar una risita.

Yo aparto la mirada. El se detiene, así que yo también lo hago.

—Ven aquí —Pide, miro su mano estirada hacia mí y luego vuelvo la mirada a su rostro. Sus ojos tienen ese brillo que no había visto hace mucho.

—Dame una buena razón para hacerlo. —Digo. Frunce el ceño divertido.

-SAM-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora