Capítulo XII

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"No tengo tiempo, ayúdame a salir de aquí..."

"Creo que tú lo conoces..."

Sus palabras no salen de mi cabeza desde que llamó, sé que es ella, se que era la voz de Cassie.

Golpeo nuevamente el saco frente a mí haciendo que este se remueva un poco más que las últimas veces. El sudor corre por mi frente, mi clavícula, mi abdomen, mis brazos duelen y mi mandíbula esta tan apretada que mis dientes rechinan; pero no me importa, no me permito parar porque todo volverá de nuevo a mi cabeza.

Alguien que yo conozco la tiene y no tengo una puta idea de quién es, todos a mi alrededor se han dejado ver tan afectados como yo con la perdida –ahora sé que secuestro – de Cassie.

—Sabia que eras tú la que irrumpe en mi gimnasio cada que puede —Me detengo al escuchar la voz de Carlos y lo observo entre asustada y retadora. Mi primer impulso al verlo fue huir de allí, pero al verlo tan sereno cruzado de brazos lo deseche. —.Nadie más podía ser, solo Samantha Collen. –Camina hacia mí y se detiene a un metro.

—L-Lo siento, pagare lo que sea necesario para compensarlo —Frunce el ceño confundido.

— ¿Tu titubeando? —Rasca la parte trasera de su cuello —.Eso sí es raro en ti. ¿Te ha vuelto insegura la Universidad? ¿O pasa algo más? —Odiaba que me conociera tanto.

Tomo asiento en una de las bancas al lado del saco.

—Me creerás loca si te lo digo —Digo, limpiando el sudor en mi frente.

—Siempre he creído que estás loca —Le doy una mirada dura —. ¿Qué más da?

Carlos ha sido mi entrenador desde que tengo memoria, mi segundo padre. Aunque no hayamos hablado desde la última vez que terminamos muy mal, no lo odio y espero el tampoco lo haga.

— ¿Por qué tienes una pancarta mía a la entrada del gimnasio? —Pregunto, recordando la imagen de mí junto a la de dos chicos más.

—Porque eres una de mis mejores boxeadoras, eso no lo puedo negar a pesar de todo lo que ha pasado, Sam. Me alegra que hayas regresado, así sea de esta forma... la verdad es que el gimnasio no es lo mismo sin tus gritos y reproches, tampoco sin tus malcriadeces y tu mal genio, tampoco sin...

— ¡Para! —Digo, el ríe. Lo observo un segundo y bajo la mirada. —.Cassie está viva, se ha comunicado conmigo, me ha dicho que la tiene alguien que yo conozco — mis ojos se llenan de lagrimas sin derramar —.Pero juro que me he partido la cabeza pensando en alguien... pero no sé quien pueda ser.

Carlos me mira por unos segundos como si estuviese loca, no dice nada, pero cuando logra reaccionar dice:

— ¿Estás segura de lo que me estás diciendo, Samantha? —Pregunta, medio escéptico y medio enojado.

—Lo juro... —Susurro —.Era Cassie, reconocería esa voz chillona que me acosaba en el instituto. Además... Marcos, Isabel, Sam y yo hemos estado investigando y hemos encontrado su ropa en una lujosa cabaña en el bosque. —Sigue mirándome sin poder creerlo.

— ¿Por qué no le han dicho esto a alguien? —Susurra, puedo sentir reproche en su voz.

—Porque no estábamos seguros. Los chicos no saben de la llamada. Sé que si la madre de Cassie se entera de esto, todo se volverá un caos, medios de comunicación, policías, las personas que la tienen también tienen dinero; podrían sacarla del país de inmediato. —Se queda pensativo, mientras aprieta los labios y pasa las manos por su rostro.

-SAM-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora