Capítulo XVIII

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Sam:

Miro de un lado hacia otro impaciente. Joder, no nací para esperar y esta espera acabara conmigo. Matías coloca una de sus manos en mis rodillas para detener el ritmo frenético en el que sube y baja.

—Tranquila, Ceñito. —Vuelvo la vista hacia él para ver esos ojos que me dan tranquilidad y asiento. ¿Dónde está?

Vuelvo a mirar hacia el gran pasillo y al no verla recuesto mi cuerpo al espaldar de la silla y paso las manos por mi frente. No sé porque estoy tan nerviosa, han pasado solo unos meses, he hablado con ella todo este tiempo y lo hice antes de que subiese al avión. Miro mi reloj nuevamente, ya es para que estuviese aquí.


Por alguna razón esa risita chillona llega a mis oídos y alzo la mirada para verla venir... pantaloncillos cortos y una camiseta rosa con la cara de algún personaje pintada en esta, una maleta y su bolso de mano es lo que trae con ella, Cassie ha llegado.

Me levanto de golpe y aunque no lo quiera admitir casi corro hasta donde está. Cuando llego hasta ella la abrazo con fuerza, la he extrañado, esta chica se ha convertido en la hermana que no tengo, en esa amiga con la que te enojas mil veces pero la llamaras al final del día porque te hace mucha falta. Hemos pasado por muchas cosas juntas, y lo mejor de todo es que lo hemos podido superar.

Su sonrisa es gigante, muestra todos sus dientes, me separa de mi y vuelve a abrazarme; después me suelta y brinca hacia el cuerpo de Matías. Esta feliz.

— ¿Dónde está Marcos? —Pregunta, mi sonrisa y la de Matias se borra de inmediato, el último se aclara la garganta y me mira.

—Creo... —Habla Matías sin saber que decir.

—Tuvo clases, y examen... me dijo que me disculpara contigo. —Ella asiente no muy convencida. Lo cierto es que esta con Ludmilla. —. Mejor nos vamos, debes acomodar tus cosas, te quedaras conmigo hasta que encontremos algo más grande. —Sonríe y da brinquitos. Esa idea le debe fascinar.

— ¡Me encanta! ¡Al fin viviremos juntas! —Hay tantas cosas que debo explicarle. Tomamos sus cosas y antes de salir por el rabillo del ojo puedo ver una figura conocida, pero no me vuelvo de nuevo para confirmar que sea quien creo que es.


En el camino a nuestro apartamento le explique que no viviríamos solas, que mi compañera estaría con ambas, le explique las reglas que hasta ahora tenemos y que compartiría habitación conmigo. Espero encontrar algún apartamento más grande rápido.

— ¿Y cómo esta Marcos? ¿Ya comenzó la Universidad? —Cass no deja de preguntar por mi hermano, el que ahora mismo se encuentra con Ludmilla en una presentación de Balled. Si Cass se llega a enterar de todo esto una bomba nuclear va a explotar.

—Sí, eso creo. —Matías vuelve la mirada hacia mí un momento mientras conduce, le pedí que no hablara, el no sabe mentir.

Al llegar al apartamento lo empieza a estudiar por completo, revisa cada lugar, acomoda sus cosas en su lado de la habitación y mientras lo hace observa el campus de medicina que se ve desde nuestra ventana. La deje sola para prepararle algo para comer mientras Matías habla con su madre y le informa que Cassie ya está aquí y bien. Ella está un poco nerviosa por todo lo que paso hace un tiempo.

—La cuidare, mamá. Te lo prometo. —Lo observo desde el marco de la cocina con una sonrisa en los labios, es tan protector con los que ama. Camino hacia él y me apodero de sus labios en un beso que lo hace gemir, me aparto sonriendo —Si... estoy bien, choque contra algo. —Miente, mientras pasa una de sus manos por su labio inferior sin dejar de mirarme.

-SAM-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora