Mis brazos duelen y el cansancio llega a mí, pero no puedo parar, no ahora. Vuelvo a golpear el saco pesado con más fuerza cuando los recuerdos vuelven a filtrarse en mi cabeza. Me detengo negando con la cabeza y tomando en saco para recostar mí frente a este.
Mierda.
No se que ha pasado últimamente conmigo, a mi cabeza le ha dado por reproducir momentos del pasado muy seguido, sacándome de mi pequeña zona de confort. Imágenes de Matías sonriendo, Cassie subiendo en bici a la montaña; mi familia, su familia, nuestros amigos... todo aquello ha llegado a través de sueños y recuerdos repetitivos mientras hago algo.
Las ojeras en mi cara le dan a entender a muchos que algo esta mal conmigo, pero estoy segura que nadie se atreve a preguntar, y se los agradezco. El sonido de mi celular me saca de mis pensamientos y lo tomo, no sin antes ver el nombre que aparece en la pantalla:
—Mamá... —Hablo, tomando mi toalla para el rostro y pasándola por este.
—Bebé —Oh, por dios, ¿Cómo me dice eso? Suelta un suspiro.
— ¿Pasa algo, Madre? —Pregunto. Se queda callada unos segundos...
—No... nada que debas saber. ¿Cómo estas? —Pregunta mas animada.
—Bien Madre, en todos los sentidos. Ahora mismo entreno. —Digo, no quiero preocuparla con mi mierda.
—Oh, bueno, eso me alegra muchísimo. —Dice.
Hablamos de Papá, de Marcos, diciéndome que esta un poco callado y rebelde, pero nada que no puedan controlar. Hablo de la abuela y su visita a nuestra casa hace unas semanas. Me hubiese encantado estar allí, amo a mi abuela mas de lo que podría expresar, pero supongo que todo esta mejor así. Habla del nuevo ascenso de Papá como el nuevo director del hospital donde trabajan.
—Voy a llamarlo mas tarde para felicitarlo —Digo, sentada en una banca del gimnasio viendo a la gente caminar de un lado a otro.
—Hazlo, te extrañamos mucho. —Dice y puedo escuchar la tristeza en su voz.
—Y yo a ustedes, Madre. Muchísimo. — Digo, pasando las manos por la punta de mi nariz. Lo hago cuando me atacan las ganas de llorar, ya que mi nariz se pone al instante roja.
Nos despedimos con un «Te amo» de ambas partes y me encamino a los vestidores para tomar un baño y salir de aquí.
Espero a Ludmila frente al gimnasio ya que esta prometió venir a buscarme, solo estoy a unas cuadras de mi piso, pero son las once de la noche; tengo entendido los peligros que se corre por estos lugares.
— ¡Hola, Samantha Nicolle Collen Belled! — Escucho su voz y levanto la vista de inmediato, cerciorándome de que nadie la haya escuchado.
La odio.
—Tienes suerte de que nadie te haya escuchado. —Digo, subiéndome a su auto. Ella sonríe y niega con la cabeza.
— ¿Cómo te ha ido en tu practica? —Pregunta.
—Bien, no siento mis brazos. —Se queda en silencio y se lo que eso significa en ella.
— ¿Estas bien? Es decir... parece que no has dormido en días, y Daniel me ha dicho que te la pasas muy taciturna en el gimnasio. —Retira la mirada del camino un momento para fijarla en mi.
—Tu novio es un chismoso, y si, estoy bien. Solo he tenido muchos trabajos en la universidad. —Digo, posando la vista en la ventanilla.
Pasamos por un puesto de comida mexicana y luego de comer como locas volvimos a subir a su auto y dirigirnos a nuestro piso. Mete el auto al estacionamiento subterráneo y bajamos de este. El puto ascensor es lento, es lo que odio de este edificio; mas cuando los idiotas que van a nuestro lado nos comen con la mirada.

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-SAM-
Fiksi Remaja¿Samantha Collen? Una chica egoísta que solo piensa en sí misma. ¿Cassie Rusell? He hecho una pequeña lapida en su nombre. La resignación a llegado a nosotros... a mi. -Matias Rusell. Voy a encontrarte así sea lo ultimo que haga. -Samantha. Seg...