Capítulo 26

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~Relata _____________(tn).

Estoy segura de que oí latir mi corazón unas 8 veces en un solo segundo. Lo vi todo en cámara lenta: La gente gritando, lanzando confeti, abrazándose y besándose cuando la cuenta regresiva terminó, pero nosotros, Fer y yo, nos quedamos quietos con una privacidad de mirada bastante profunda. Una vez más, me perdí en sus ojos café; profundos como el fondo del océano, que reflejaban hasta la más mínima luz de la habitación. No me di cuenta cuando empezó a sonar la canción favorita de Fer en la radio hasta que me sonrió y al acercarse a mí, me susurró en el oído: 

-Lo tomaré como un sí, solo si me concedes este baile. 

Él, aún volteando por encima de mi hombro, no se dio cuenta de mi gran sonrisa. Como los caballeros de la época de princesas elegantes de vestido y chambelán, estiró su mano en señal de que quería que pusiera también la mía. Dudé con mi cuerpo como estirar mi mano, pero cuando se la di junto nuestras caderas y nuestros hombros. Estábamos tan cerca que podía sentir su respiración en mi nariz. 

-Esa canción salía en Crepúsculo, ¿cierto? –pregunté. Fer frunció el ceño. 

-Lo sé… -pausó. –pero yo la conocía antes de eso. La conozco desde que tengo memoria, ya es algo vieja. Se llama “Flightless bird, American mouth” (http://www.youtube.com/watch?v=d1BgYTZ4Mxc), es mi canción fa…

-…vorita. Lo sé. –El se quedó atónito y yo miré hacia abajo, apenada.

Se rió con voz profunda. 

-Te quiero. –Siendo mala con las palabras, preferí solo rosar su mejilla con delicadeza en un sincero “Te quiero” de vuelta. Lo amaba, me di cuenta de que todo era cierto, que realmente lo amaba. No había otra palabra. Yo no te quiero: Te amo.

-Pues yo te amo. –dije aún de lado y con la cabeza cabizbaja. 

De repente, él, en medio de nuestro primer baile del año, se puso a carcajearse. 

-¿Fer? –Él no podía parar su risa, y yo, confundida, no pude evitar sentirme contagiada. -¡Feeeer! –dije cuando me di cuenta de que la gente se nos quedaba viendo mientras bailábamos un vals lento, en medio de sus carcajadas. ¿O era al revés? Uno ya no distingue cual de las dos era más alta. Casi se tiraba al suelo de la risa, pero se rehusaba a soltarme, así que si él caía, caía yo con él. –Jajajajaja, ¡Ya Fernandoooo! ¡¿De qué te ríes?! 

-¡De que te amo __________(tn)! ¡TE AMO! –Riendo los dos, el me cargó de la cintura, y dándome vueltas por el aire me besó. Por primera vez sentí mariposas en el estómago, por primera vez me sentí débilmente enamorada. Y lo amaba a él y a este sentimiento, sentía que no podía haber una manera mejor de quererlo que aquí y ahora. 

Te amo, te amo, te amo. Como canción de prado. Como un picnik en marzo. Como tus labios sobre los míos, como tú conmigo.

Enferma e Inteligente / NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora