Capítulo 59

64 3 0
                                    

~Relata _____________(tn)

Mi madre se queda en silencio, tal vez contando los días. No parece ser un silencio incómodo y tampoco parece ser de alguna cosa que no quiera responder. 

-Unos… 3. Llevas 5 días en total acá. 

¿3 días desmayada? Valla, debió haber sido una contusión fuerte.

-Wow –me limito a decir, más que por la gravedad de la herida, sino por el susto que se ha de haber llevado esos 3 días.

-Ajá. –Me contesta, y me sorprendo como nos entendemos sin decir una palabra concreta. 

Espero unos minutos más para espetar otra pregunta, y me baño lento para poder tener pretexto. A demás, siento como que el agua caliente sana mis heridas. 

-¿Quién estuvo conmigo todo este tiempo?

-Yo, en su mayoría. Y tu padre, por supuesto, pero no entraba muy a menudo a la habitación. Sin embargo solo reaccionabas cuando estaba este muchachito cerca, ¿Javier, se llama? –Claro, solo desperté dos veces. Mi madre no esperó a mi respuesta. –Y de hecho vino solo 3 veces, cuando tu padre y yo nos íbamos a casa a ducharnos y con tu abuela a ver cómo ha estado tu hermana, que durmió esos días allá. El muchacho pareció ser muy amable, pero algo… tímido… bueno, no es esa la palabra. Como que se sentía incomodo. –Solté una risita: así era Javier, lo hacía todo muy extraño, pero a la vez gracioso. –Al principio creímos que era el chico que te mandó acá, pero al enterarme que fue Fernando… -hizo una pausa y un chasquido con la boca. -¿Sabes? Era un buen partido.

-¡Mamá! –protesto, no sé si avergonzada o con coraje, viendo que después me golpeó en la cabeza.

-No estoy diciendo que lo perdonaré, No-o. Ese chico queda vetado de nuestra casa, y lo sabes bien. No lo quiero volver a ver NUN-CA. –Su voz estricta de madre me hace sentir por fin, en casa. 

-Si… -asiento levemente. Después de un rato, pregunto: -¿Cuántas veces vino a verme?

-¿Quién? 

-Fernando. 

-Ah –responde ella, -estuvo aquí todo el tiempo. Ni siquiera se fue a su casa a asearse, nunca se fue. Qué asco que tuve que lidiar con él sin que se bañara 4 días, hasta ayer que lo corrieron. Qué bueno, para serte sincera.

-Estoy de tu parte –dije, lamentablemente. Y digo lamentablemente porque en realidad quería seguirlo queriendo, pero me era imposible ahora. Me era imposible aceptar que lo quería, más bien. Y dentro de mí, estaba sollozando el corazón, al saber que nada de lo que queríamos se hizo realidad. La conciencia se unió a nuestro llanto infinito y silencioso, solo dentro del alma.

Enferma e Inteligente / NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora