Enferma e Inteligente / Novela

Capítulo 36

~Relata Fer

-Feeeeeer… -me dijo como cansada mientras yo me levantaba. Ella no movió ni un pelo. –No Tengo llaves de mi casa. 

-¿Quién dijo que sí? –Le di la mano –Levántate, entraremos por la ventana. -__________(tn) estaba a punto de abrir su boca, pero la interrumpí –Sé que tiene rejas, Tengo un plan. –Me di la media vuelta. –Sube.

-¿A dónde?

-A mi espalda, _______(tn).

-Estás loco, ¿No? Te rompería la columna. 

-Prf, por favor. ¡Estoy muy fuerte yo! –Levanté mi brazo, fingiendo tener músculo (Pues no lo tengo… prefiero burlarme de mis defectos). Ella estalló a carcajadas. –Además estas liviana. –Ella me volteó los ojos, y la agarré de sorpresa. 

-¡Fuereñaaaaa! –Me gritó –¡Bájame! 

-Uy, me llamaste por el apellido, que miedo tengo, _______(tu apellido). 

-¡Por favor, traigo vestido! –Me resongó. Casi me ahorca con sus brazos tiesos en mi cuello. 

-No lo diré más vulgar porque soy un hombre respetuoso, pero creo que no tienes nada de qué avergonzarte después de anoche. –La dejé sin respuesta. Tal vez fui demasiado grosero. Antes de subirme a la cerca, volteé la cabeza para mirarla, pero estaba agachada. -¿______(tn)? –Silencio.

-No me mires –Me dijo, emberrinchada. La bajé de mis hombros para verla a la cara, pero aún se cubría la cara. 

-Mírame. –No se movió. –Mírame, te dije. –Nada. Me le hinqué y la puse sobre un brazo mío. –Preciosa, perdón. –Seguía tapada, pero pude ver una sonrisa. -¿Lloraste? 

-Nu. –Reí bajito. Me dejó quitarle las manos de la cara, y pude ver que estaba roja de la vergüenza. 

-¿Te dio vergüenza, ______(tn)? –Rápidamente se volvió a tapar la cara con las manos, y yo estallé en risa. –¡Hermosaaaaa! –le di un beso en la frente. –Vamos, sube a mi espalda. 

Ya con ella atrás de mí y subiendo la cerca, me puse a medio camino de la reja para que saltara desde allí. Como traía vestido y tenía que saltar encima de mí, no supe que hacer (digo, sigo siendo hombre). Pero la respeto como quisiera que trataran a mi hermana o a mi madre, así que agaché la cabeza. La amo mucho. Terminé de subir y brinqué la barda con ella. 

-Suerte que tu casa es de un piso –Le dije. –Bien, ¿por dónde está tu cuarto? –Me miró pícaramente, obviamente estaba bromeando.

-Mmmmm… –le dije, y nos reímos. “O tal vez era yo el no estaba jugando”. Reí para mí mismo.